El día que la Haka resonó con miedo en terreno español

Publicado el 09 enero 2013 por Davidmaldini @ConDdeDeporte

Todos sabemos que España no es un país rugbero. Sigue siendo un deporte minoritario que crece poco a poco pero aplastado bajo el enorme peso del fútbol que aquí lo absorbe todo. Eso hizo que por desgracia nuestro deporte oval se quedara en tierra el día que el profesionalismo llegó como una moto al rugby en 1996. Pero antes de que eso ocurriese, competíamos. Y no lo digo en el sentido digno de la palabra, competíamos de verdad contra rivales que hoy en día sólo vemos en televisión: Italia, Escocia, Argentina e incluso a los All Blacks.

El 5 de noviembre de 1988, España tuvo el honor de recibir a los All Blacks maoríes. No son específicamente la Selección de rugby de Nueva Zelanda pues su característica principal es, como su nombre indica, la ascendencia y origen maorí de todos sus miembros, lo cual no quita para que haya All Blacks entre sus filas. Aquella Selección terminaba su extensa gira por Argentina, Italia y Francia en nuestro país. La ocasión pintaba de oro para los nuestros. Gran cobertura en los medios y retransmisión en abierto en la 2 de TVE a las 16:00.

La alineación de los Maoríes, plagada de jugadores de primerísimo nivel: Bruce Hemara, los hermanos Zinzan, Marty y Robin Brooke, Eric Rush, John Timu, Frano Botica y uno de los mejores jugadores del mundo del momento, Wayne Shelford. Con ese panorama, las casi tres mil personas que llenaban las gradas del Estadio Municipal de Chapina (Famoso entonces por el duelo mantenido el año anterior entre Ben Johnson y Carl Lewis en la prueba de los 100 metros con marca mundial del año para el primero) esperaban un duro resultado como el recibido en la anterior gira de 1982 con un severo correctivo de 3-66 en el antiguo Estadio de Vallehermoso de Madrid. Los seleccionadores españoles, Gerard Murillo y José María Epalza, con ganas de dar guerra, montaron un XV inicial de mucho nivel, mejores jugadores posiblemente que los actuales: Bosco Abascal, Paco Méndez, Albert Malo, Emilio Illaregui, Chupao Gutiérrez, Javilón Aguiar, Pirulo Álvarez, Cano Moral, Javichín Díaz-Paternaín, Ramón Blanco, Salvador Torres, Jon Azkargorta, Claudio Díaz, Cocacolo Moreno y Fran Puertas.

Wayne Shelford, capitán de la gira, comanda la haka ante la mirada de los nuestros. Va a dar igual el resultado porque el espectáculo está servido. Bajo un ambiente caluroso y ligeramente lluvioso, el colegiado francés Bressis decreta el comienzo. Contra todo pronóstico, empiezan a pasar los minutos y el marcador no se mueve. Cuando se lleva media hora de juego, ¡los All Blacks Maoríes ganan 0-6! Con una espectacular defensa de España, incluidos unos cuantos placajes poderosos de Bosco Abascal, sevillano e ídolo local, los puntos sólo han caído a través de dos golpes de castigo transformados por Lindsay Raki. Pero la locura empieza a desatarse en el minuto 31. Los tres cuartos maoríes se encuentran en la 22 española trenzando una jugada a la mano para romper la línea española cuando Claudio Díaz, más listo y rápido intercepta el oval y sale corriendo. En el momento en el que está a punto de ser placado lanza una patada a banda contraria que recibe Jon Azkargorta y corre hasta la línea de ensayo rival. 4-6, increíble (Los ensayos entonces valían cuatro puntos, hoy cinco). La grada se viene abajo incluido el propio alcalde de Sevilla, Manuel del Valle.

Con ese espectacular resultado se llega al descanso en donde Wayne Shelford suelta una bronca antológica a todos sus jugadores que se ven parados por completo ante el mayor ímpetu de los españoles.

La segunda parte empezó de otra manera. Los neozelandeses salieron enchufados y en diecisiete minutos cayeron tres ensayos estirando la diferencia hasta el 4-22. En el minuto 60, a sólo veinte del final, las cosas parecían encarriladas. Pero de forma sorprendente, los españoles se vinieron nuevamente arriba y cayeron dos nuevos ensayos a cargo de Fran Puertas y Claudio Díaz poniendo el 12-22 en el marcador.

Por desgracia el marcador ya no se movería pero daba igual. El resultado es histórico. Tres ensayos españoles por tres ensayos neozelandeses. Sólo el mal acierto de Ramón Blanco a palos lastró las posibilidades de España. Shelford tuvo que abroncar nuevamente a sus jugadores al finalizar el partido al ver cómo una Selección menor casi les moja la oreja.

Los maoríes cerraron su gira con otro partido, esta vez en Alcobendas, tres días después en donde se desquitaron frente a un combinado de jugadores españoles y extranjeros, con 3-42 final. Entre los refuerzos foráneos, los internacionales por Escocia Norrie Rowan y Alan Tomes y el inglés Dean Ryan.

En todo caso, aunque este partido reposará en una polvorienta filmoteca de TVE, los menos jóvenes no olvidarán nunca que hubo una ocasión en la que plantamos cara a algunos de los mejores jugadores del mundo.

DAVID ABELLAN FERNANDEZ