Hoy se cumplen 40 años de aquel acontecimiento.
Tras varias horas de secuestro y conversaciones con la policía de la entonces República Federal Alemana, son trasladados en helicóptero a un aeródromo próximo donde les espera un avión que les llevará a El Cairo. Allí, se produce un intento de rescate por parte de la policía germana,
El "rescate" termina con la muerte de cinco secuestradores, que a su vez habían terminado con la vida de los once atletas isralíes.
Pese a la gravedad del suceso, los Juegos Olímpicos no fueron suspendidos con el argumento de que unos terroristas no podían condicionar el desarrollo del evento deportivo más importante del mundo.
El gobierno de Israel no se tomó muy bien todo esto. Y la primera ministra, Golda Meir, ordenó la "captura" de los responsables de la planificación y oganización del acto terrorista, objetivo que prácticamente logró durante los siguientes años.
Olvídense del la victoria de la selección soviética de baloncesto en el último segundo frente a los U.S.A.; de los 7 oros de Mark Spitz; del doblete en 5000 y 10000 metros de Lasse Viren; …
Ese día nació el terrorismo moderno, tal y como lo hemos conocido en los años posteriores: acciones violentas, indiscriminadas, suicidas, cruentas, y, sobre todo, mediáticas, con los medios de comunicación mostrando explícitamente en directo cuanto sucede y sus consecuencias.
Un terrorismo que abandona sus supuestos objetivos militares militares para atacar objetivos civiles, más vulnerables y con mucho mayor impacto informativo y en la opinión pública, como herramienta de presión política.
El 5 de septiembre de 1972 aprendimos qué era el terrorismo. El 11-S nos doctoramos.
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P.D. Como curiosidad, la ciudad que quedó en segundo lugar en la carrera por ser la sede olímpica de 1972 fue… Madrid.