Siempre he querido ser madre, desde niña, no se porqué, pero la idea siempre ha estado en mis ideas de futuro. Nunca había tenido la necesidad de serlo hasta un día de enero del 2013 poco después de cumplir 30 años, ese día empezó a sonar la alarma de una manera difícil de ignorar.Supongo que la mayoría cree que la alarma del reloj biológico es algo mental, relativamente fácil de ignorar y que atiende a razones. Por lo menos ese era mi caso. No comprendí lo equivocada que estaba hasta ese día.Ese día comprendí que no era una idea, ni un deseo siquiera, sino una necesidad. Ese día la alarma de mi reloj biológico sonó y la necesidad de ser madre apareció. Puede que ya estuviera allí y yo no lo hubiera notado, pero ese día comencé a escucharla. No se si puedo describir la sensación de escuchar esa alarma, lo he estado pensando mucho y creo que la palabra que más se acerca es la de necesidad. Pero no es solo que tus pensamientos se desvíen a ese tema, es algo más, es también algo físico.Todo lo desencadenó la ropita de bebé. Estaba comprando ropa de bebe para regalar por un bautizo, todo era pequeñito y preciso. Y en ese momento comenzó la ansiedad, mi mente se alió con mi cuerpo y todo se desencadenó. Tan desconcertada me encontraba que tuve que irme a otra parte e intentar distraerme, pero no funcionó.No me malinterpretéis no estoy en ese estado todo el tiempo. Siempre hay algo ahí, como un tic tac que te recuerda que el tiempo pasa. La alarma suena en ocasiones, en mi caso cada vez un poco más a menudo, pero reconoceré que la mayor parte son desencadenadas por el entorno (embarazadas y bebés por todas partes). Pero este es otro tema a tratar de manera más particular.
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