El día que se perdió la cordura - javier castillo

Publicado el 11 diciembre 2017 por De Lector A Lector @deLectorALector

NUESTRA OPINIÓN....

Hay libros de los que es mejor no saber nada cuando te enfrentas a ellos, es mejor ir sabiendo poco a poco, al ritmo que marca el autor, y El día que se perdió la cordura de Javier Castillo es uno de ellos.
El día que se perdió la cordura es una novela con un inicio tan potente que por si solo te mueve a a seguir leyendo para saber qué es lo que te quiere contar el autor, qué es lo que hay detrás de esa primera escena. 
Porque no me negareis que una novela que comienza con la aparición de un hombre desnudo que lleva en su mano una cabeza no te lleva a quedarte pegado a las páginas de un libro para saber qué es lo que ha sucedido, qué ha llevado a ese hombre a esa situación.
En El día que se perdió la cordura se desarrollan tres tramas en paralelo. Una de ellas es con la que se inicia el libro, otra es el relato de lo que sucedió la noche anterior a ese acontecimiento, y la tercera sucede años atrás.
Javier Castillo va a ir intercalando estas tres tramas a base de capítulos cortos, encabezados por el día y el lugar donde suceden los hechos para que nos situemos en las tramas, con un lenguaje muy directo y con abundancia de diálogos, consiguiendo de esta manera que la lectura sea muy ágil y fluida haciendo que el lector avance deprisa en la lectura y creando en éste la necesidad de seguir leyendo para ir profundizando en las tramas.
Tres tramas, dos de las cuales, en tercera persona, están a cargo de un narrador, mientras que en la restante va a ser Jacob, en primera persona, quien lleve el peso de un relato en el que el lector irá saltando por cada uno de los planos temporales con saltos continuos de escenarios que pueden hacer que, al principio, el lector se encuentre algo desubicado, una sensación que se irá disipando según se avance en la lectura y todo vaya encajando.
Los personajes de El día que se perdió la cordura no están desarrollados en profundidad, tan sólo lo suficiente para reconocerlos, aunque sí hay que reconocer una evolución en alguno de ellos, como es el caso de Jacob y Steven, sobre todo en este último, un personaje sumamente atormentado. 
Tampoco nos podemos olvidar de Salt Lake, donde comienza todo, un lugar que podremos considerar un protagonista más de la novela,  una población con una atmósfera agobiante, claustrofóbica, del que el autor no nos da muchos detalles de cómo fue y es pero del que sin duda notaremos los cambios que sufre.
Javier Castillo ha escrito una novela muy entretenida, en la utiliza un estilo directo, ágil, una prosa clara, en la que consigue el equilibrio entre la narración y los diálogos, con un ritmo irregular, que en ocasiones se torna frenético, y con el suspense necesario para que el lector lea con avidez hasta llegar al final. No obstante, me ha parecido que queda algún cabo suelto en la novela y me hubiese gustado saber más sobre algunos aspectos pero como hay una segunda parte quizás ahí queden aclaradas mis dudas.
FICHA DEL LIBRO
FRAGMENTO