A pesar de la cantidad infinita —prácticamente— de problemas que esto va a traer al mundo, la verdad es que nos ha dejado una noticia muy curiosa que me gustaría comentar con todos vosotros, y es que desde el día que tomó el poder, 1984, la aclamada distopía escrita por George Orwell, se ha convertido en la novela más vendida en prácticamente todas las grandes cadenas del mundo, hecho que, al menos a mí, me alegra, pues es uno de esos libros que todo el mundo, sin excepción, debería de leer para ser más conscientes de todo lo que nos rodea y las distintas formas con las que nos engañan desde la política o los medios de comunicación.
A pesar de la gran satisfacción que me produce ver a Orwell en la primera posición de Amazon, de la tienda de Apple, de la Casa del Libro y la Fnac en España…, creo que los lectores que hayan acudido a su obra maestra en busca de algún tipo de solución, o simplemente como posible futuro al que nos pueda llevar el nuevo inquilino de la Casa Blanca se van a llevar una decepción, pues 1984 no habla del poder de una única persona, sino de un modelo basado en el control del lenguaje, de una neolengua creada para evitar cualquier forma de ser críticos con un sistema de gobierno, y la búsqueda de reducir el doble pensamiento a algo olvidado en el tiempo para que cada palabra sólo pueda utilizarse como quiere quien tiene el poder.
Y, lamento deciros, que todo esto no nace con Trump, sino que es una situación que lleva existiendo desde antes de que hubieseis nacido. Los políticos llevan utilizando metáforas para amortiguar los efectos de sus palabras y para crear bálsamos en los que votantes incautos —que somos todos— caigamos sin pensar que es posible que sus frases están cargadas de mentiras e intereses personales, la prensa lleva manipulando nuestra forma de pensar desde tiempos inmemorables, decidiendo qué es lo que teníamos qué saber y cómo lo teníamos que saber, escogiendo ellos cuáles eran las noticias que era mejor que no llegasen hasta nuestros oídos y, siempre, dibujando una realidad según les interese a los dirigentes en cada momento.
No me quiero enrollar mucho más pues ya publiqué un vídeo en su día hablando de todo este tema y al cual os remito para que me escuchéis hablando durante más de diecisiete minutos sobre qué es la neolengua y cuál es el verdadero poder que tiene el lenguaje en nuestra sociedad.
Trump no nos va a llevar al mundo dibujado en 1984 pues es un camino que hemos decidido llevar los seres humanos desde hace demasiado tiempo. Nos dirigimos hacia allí a toda velocidad y sin frenos y, aunque es posible que Trump nos haga meter una marcha más incluso, es una meta que solo nosotros hemos escogido tomar.
Eso sí, me alegro muchísimo de que el miedo a un Presidente que no dejará indiferente a nadie lleve a la gente a leer una de las novelas que pueden hacerles cambiar la forma de pensar.
Quién sabe, quizás el terror ante alguien que pierde los papeles cada día en Twitter y que ahora tiene la llave del mundo y su consecuencia de leer una de las novelas que pueden cambiar el mundo, nos lleve a crear un futuro mejor.
Al menos, a Trump siempre le tendremos que agradecer que nos hemos unido más muchísimas personas que formábamos grupos muy diversos, eso sí, en su contra.
Carmelo Beltrán@CarBel1994