Al igual que otros libros que he reseñado, este también fue un regalo para mi hermano. Se lo compré cuando estaba en boca de todo el mundo y estaba agotado en todas partes. No os voy a engañar, cada vez que me iba de una librería sin él más ganas tenía de encontrarlo. Eso, sumado a las entusiastas críticas en internet hizo que perseverara en la búsqueda. Después de cuatro o cinco intentos lo vi en una de las librerías de mi querida La Central, cómo no.
He leído este libro en julio porque me apetecía algo ameno para el verano, y también que fuera sórdido y con mala baba. Aunque la sinopsis oficial no explica gran cosa y es un poco críptica, sirve para enumerar los personajes que pueblan esta obra. Entre otros encontramos:
- Willard, un veterano de la segunda guerra mundial con una fe desquiciada debido al cáncer que padece su mujer
- Arvin, el hijo de este, obligado a participar en los sanguinarios rituales religiosos del padre
- Carl y Sandy, dos asesinos en serie que torturan y matan en macabras sesiones fotográficas a los autoestopistas que recogen
- Roy y Theodore, una pareja compuesta por un predicador de pacotilla y su compañero paralítico con un retorcido deseo sexual
- Preston Teagardin, un cura despreciable, cruel y pederasta
- Lee Bodecker, el sheriff corrupto de turno que arrastra problemas con la bebida
Como veis, Pollock crea una colección de personajes extremos que se entrecruzan a lo largo de la obra y que dan bastante juego. Casi todos ellos presentan una especie de fe deformada e histérica que los lleva a actuar de forma violenta aunque me ha sorprendido que la agresividad no surja de manera explosiva en todas las situaciones. Tanto Willard como Arvin muestran un carácter frío y calculador que al final resulta mucho más escalofriante que una reacción inmediata.
Una de las cosas que me sorprende leer, una vez he terminado el libro, es que mucha gente alaba al autor. Yo no he encontrado nada destacable en su prosa. No es que escriba mal, al contrario, narra bien, pero sin ningún estilo personal. A diferencia de Chuck Palahniuk, con quien se le podría comparar en un principio, Pollock entrega un libro que podría haber firmado cualquiera, sinceramente. No lo digo por desmerecer, simplemente no destaca en ese sentido. Este libro es para aquellos que quieren contenido más que calidad literaria, algo que no debería sorprender pero que me parece que conviene remarcar visto el fervor que desata la obra.
Tampoco la trama es todo lo apasionante que cabría esperar. Creo que el ritmo se ralentiza demasiado en algunos momentos en los que tendría que pisar el acelerador y muchas veces pasa por alto situaciones en las que me hubiera gustado que se recreara mucho más. También es algo predecible y, aunque lo iba leyendo, sentía que le faltaba chispa. El clímax tampoco es tal y cierra el libro de una manera un poco insípida. Una prueba de esto es que abandoné la lectura cuando apenas me quedaban 40 páginas, dejándolo aparcado una semana entera. La emoción no es tampoco el punto fuerte del libro.
No es la primera vez que me pasa, tengo ante mí todos los ingredientes para que un libro me apasione y aún así siento que le falta algo. Se supone que es muy macabro y truculento pero tampoco me ha parecido nada del otro mundo. En la mayoría de ocasiones incluso corta la narración antes de que se produzcan los hechos. Esto es especialmente flagrante en el caso de Carl y Sandy, donde esperaba algo un poco más pasado de rosca. Habrá quien prefiera algo más sutil pero yo creo que si en la contraportada citan a The Washington Post diciendo que es “violento, inquietante, perverso, desgarrador…” y a Le Monde advirtiendo que se abstengan almas sensibles, debería ser verdaderamente provocador. Será que después de leer El Fin de Alice de A.M Homes he subido el listón en cuanto a provocación se refiere.
Motivo de la lectura
Leer algo fresco y ameno durante el verano
Lo mejor
Arvin, el más sufridor pero también el más espabilado y sensato de todo el libro
Lo peor
- Le falta chispa y es demasiado descafeinado para lo que promete
- Carl y Sandy, los dos asesinos en serie están casi tan desaprovechados como el asesino de la autopista de Submundo
- Está recibiendo tantísimas buenas críticas que creo que me quedo solo con la mía
Por cierto, Pollock sin duda es un escritor peculiar, dejó el instituto a los 17 y ha trabajado en una fábrica de papel 32 años. Si queréis conocer más sobre él podéis leer esta entrevista