Una de las iniciativas del Presidente Rodríguez Zapatero que han sido más comentadas ha sido la de la Alianza de Civilizaciones. Sus cada vez menos numerosos partidarios la han descrito con arrobo, como la idea que nos llevaría al logro de la visión del profeta Isaías del león conviviendo con el cabritillo y el terrorista suicida con el marine de Oklahoma. Los juicios de sus detractores han sido algo más severos. “Chorrada” es lo más fino que le han dicho. En cuanto a lo más duro, hace poco leí un artículo del hispanista Henry Kamen y hasta a mí me pareció que se había pasado un poco. “Absurdo paraíso de sueños”; “gran infortunio que el jefe de Gobierno más desastroso de la España democrática ha patrocinado”; “se ha hecho evidente que la organización se ha convertido en un desastre y un escándalo”. Me parece que a Kamen lo de la Alianza de Civilizaciones no le convence mucho. O eso, o que había tenido un día malo.
Lo curioso es que lo que no he oído a ninguno de los detractores es comentar que la famosa Alianza huele a plagio. Tal vez sea que no han oído hablar del Diálogo de Civilizaciones.
El 21 de septiembre de 1998 el Presidente de Irán, el reformista Mohammad Jatami, pronunció un discurso ante la Asamblea General de NNUU en la que abogó por el Diálogo de Civilizaciones para refutar la chorradita esa del choque de civilizaciones que se le ocurrió al abuelo Huntington.
El discurso de Jatami es un totum revolutum, donde el buenismo, el hegelianismo y las diatribas antioccidentales se mezclan y el lector acaba sintiéndose un poco perdido. Además, por si fuera poco, hay momentos en los que se pone retórico y le salen perlas como: “Desde este estrado y desde el púlpito de las NNUU, anuncio que la humanidad, a pesar de todas las calamidades y dificultades, se encamina hacia la emancipación y la libertad. Esta es la providencia divina inalterable y el destino humano. Y la malicia y depravación de ningún individual podrá nunca infringir la providencia divina y el curso de la Historia.” Únicamente le faltó decir que la tierra sólo es del viento.
Jatami afirma que la Historia es el reflejo de la luz del Ser sobre las distintas facetas y dimensiones de la existencia humana. Es una entidad única, que se manifiesta de distintas maneras. Aunque no lo diga explícitamente se entiende que las civilizaciones son las distintas maneras en que se manifiesta la luz del Ser y, por tanto, todas son equivalentes. Ninguna puede pretender superioridad sobre las otras, ya que tienen el mismo origen último. Jatami también defiende una visión optimista de la Historia: su destino final es la libertad. Comparto ese optimismo, pero me preocupan la de rodeos que estamos dando para alcanzarlo.
En Naciones Unidas además de pajas mentales, uno tiene que hacer alguna propuesta concreta, aunque sólo sea para que los demás estados sepan lo que tienen que rechazar y los periodistas tengan un titular que escribir. La propuesta concreta de Jatami fue: “Querría proponer, en nombre de la República Islámica de Irán, que Naciones Unidas, como primer paso, designe el año 2001 como “El Año del Diálogo entre las Civilizaciones”, con la esperanza sincera de que mediante dicho diálogo, pueda iniciarse la consecución de la justicia universal y la libertad.”
En una mesa redonda celebrada por NNUU en septiembre de 2000, Jatami aclaró un poco más el concepto. Está surgiendo una cultura global, que ni puede ni debe pasar por alto las peculiaridades de las culturas locales, que han evolucionado de manera natural y han adquirido una cohesión. El diálogo entre estas culturas es la manera de gestionar de manera armónica su pluralidad. Jatami señala que las ideas y las experiencias viajan libremente de unas regiones a otras, pero si ese diálogo espontáneo y no-preparado no va acompañado a cargo de otro más profundo y deliberado entre pensadores, intelectuales y artistas de las distintas culturas, podemos terminar en una suerte de apatridia cultural. Jatami también reconoce otro objetivo de su iniciativa: que Occidente supere su complejo de superioridad y su visión fáustica y cartesiana de la Historia y atienda a otras visiones de las cosas.
Para terminar de ver la idea en su contexto, hay que tener en cuenta lo siguiente: Jatami había sido elegido Presidente de Irán en mayo de 1997 a pesar de la oposición de los elementos más conservadores del régimen. Jatami era liberal y reformista, pero la Constitución de la República Islámica no le concedía apenas poder real. Pienso que Jatami, además de lo señalado anteriormente, puede que también aspirase a que un éxito en política exterior, reparando la brecha abierta entre Irán y Occidente, tuviese réditos en la política interior iraní y reforzase su posición.
La propuesta de Jatami fue muy bien recibida. 179 Estados la apoyaron cuando se debatió en la Asamblea General de NNUU la resolución 53/22, que proclamó que 2001 sería el Año de NNUU del Diálogo de Civilizaciones e invitó a todo el sistema de NNUU, a los Estados miembros y a las ONGs a poner en marcha programas para promover el diálogo de civilizaciones.
¿Por qué recibió tanto apoyo la propuesta? Pienso que en primer lugar porque el buenismo en NNUU resulta irresistible. ¿Quién iba a tener los huevos de votar en contra de que las civilizaciones dialoguen, aunque suene a chorrada? Pero también hay que contar con el impacto intelectual de las tesis de Huntington. Huntington había partido de una premisa cierta: existe una fisura muy grande entre el mundo islámico y occidente, tanto más preocupante cuanto que los musulmanes son 1.500 millones, ocupan un amplio espacio geográfico en el centro de Euroafrasia y son dueños de una parte muy importante del petróleo. Lo malo es que, a partir de esa realidad, había construido todo un edificio intelectual sobre el choque de civilizaciones que era una falacia, pero una falacia de la que los políticos y los medios de comunicación no paraban de hablar. Resulta interesante advertir que, aunque el abuelete Huntington, descubrió que existen nueve civilizaciones, cuando se habló de diálogo de civilizaciones, en lo que todo el mundo pensó fue en el diálogo entre el mundo islámico y Occidente.
En NNUU toda idea buena, mala o regular, sirve indefectiblemente para engordar la burocracia. Así en agosto de 1999 apareció el primer burócrata al que el Diálogo de Civilizaciones iba a dar de comer: Giandomenico Picco. El Secretario General de NNUU le designó como su Representante Personal para el Año del Diálogo entre Civilizaciones. Picco había tenido una carrera de lo más variopinta. Tan pronto se había visto envuelto, mientras trabajaba para NNUU, en las negociaciones para la retirada de las tropas soviéticas de Afghanistán o para la liberación de los rehenes occidentales en el Líbano, como había asesorado a compañías que querían abrirse paso en Oriente Medio y los Balcanes. Dado que en esos momentos no había fondos para el proyecto, la misión de Picco sería la de vendedor de enciclopedias, digo de diálogos, poniéndose en contacto con gobiernos y organismos y organizando conferencias y seminarios para diseminar la buena nueva de que las civilizaciones querían dialogar.
Picco debe de ser una persona muy singular. Aunque en ello le iba el pan de sus hijos, en noviembre de 1999 presentó un informe provisional de gran honestidad intelectual y donde ponía los puntos sobre las íes. Comenzó advirtiendo que el Diálogo entre Civilizaciones puede querer decir muchas cosas: puede referirse desde a un diálogo cultural entre Occidente y el Islam hasta un intercambio político-cultural entre las distintas civilizaciones. Y ahí Picco se planteaba lo que cualquier hombre un poco más perspicaz que Huntington se plantea: ¿por qué mencionar a unas religiones y no a otras? ¿qué es una civilización y cuántas hay? También tuvo la honestidad intelectual de reconocer que todavía no habíamos tenido ninguna de las guerras entre civilizaciones con las que nos había amenazado Huntington. Asimismo advirtió de algo tan obvio como que la NNUU puede contribuir al diálogo, pero no forzarlo ni reemplazarlo. Si esas entelequias llamadas civilizaciones no se quieren poner al teléfono, no podemos ponerles una pistola en sus etéreas sienes para que lo hagan. Finalmente, Picco hizo algo muy inteligente: enlazó el diálogo de civilizaciones con un proyecto que NNUU llevaba desarrollando ya hacía algún tiempo, la cultura de paz. La cultura de paz se basa en la confianza en que los hombres y las naciones pueden construir un mundo mejor mediante el discurso pacífico, las interacciones mutuamente benéficas y la búsqueda de valores comunes. Precisamente el año 2000 había sido designado por la Asamblea General de NNUU como el Año Internacional por la Cultura de Paz.
De una manera inteligente, NNUU insistió en cosas más concretas y menos etéreas en el Año del Diálogo. En el documento que justificaba su organización, NNUU partió de la base de la diversidad cultural en la que nos movemos y distinguió dos tipos de civilizaciones, las que perciben la diversidad como una amenaza y las que la ven como una oportunidad y un componente para el crecimiento. El objetivo del Año del Diálogo entre Civilizaciones era “redefinir la diversidad y mejorar el diálogo entre esos dos grupos.” Resulta curioso que se distinga entre civilizaciones tolerantes e intolerantes. Yo pensaba que eran los individuos los que podían tener esas actitudes. Pero bueno, había que justificar de alguna manera el nombre del año.
En septiembre de 2000 se celebró una mesa redonda en la sede de NNUU bajo la presidencia del Director General de UNESCO. Además de Jatami, el padre de la criatura, asistieron a la misma los Jefes de Estado de Afghanistán (éste era el temible Burhanuddin Rabbani), Argelia, Georgia, Indonesia, Letonia, Mali, Mozambique, Namibia, Nigeria, Qatar y Sudán y los Ministros de AAEE de Azerbaiyán, Costa Rica, Egipto, EEUU, India e Iraq). Llama la atención que quitando a EEUU, no estaba ninguno de los Estados miembros de la OCDE y faltaban grandes líderes como China, Rusia, Sudáfrica o Brasil. Uno diría que el entusiasmo por el año era perfectamente descriptible.
Para compensar al menos habían conseguido embarcar a algunas personalidades en el proyecto, que es una manera muy inteligente de atraer periodistas y dar publicidad a los proyectos. Lo bueno de las personalidades es que hay muchas y siempre hay alguna desocupada, suspirando por alguna buena causa que defender. Entre los embarcados estaban Hanan Ashrawi, Jacques Delors, Nadine Gordimer, Tommy Koh, Graça Machel y Amartya Sen.
El Año del Diálogo entre Civilizaciones se celebró de esa manera tan onusiana, con discursos, seminarios y publicaciones. Así hubo folletos, posters y hasta un kit de prensa. Los centros de información de NNUU distribuyeron a tutiplén discursos del Secretario General y de su Representante, explicando lo bonito que es que las civilizaciones dialoguen y se amen. Hubo hasta un anuncio de televisión de sesenta segundos, que mostraba cómo se puede saltar la barrera para hablar con el otro. Evidentemente hubo seminarios y conferencias, que estas celebraciones siempre son una buena excusa para viajar. Hubo una conferencia sobre religión y diálogo en Harare en mayo y conferencias en Austria, Lituania y Pekín, entre otras. Esta última por cierto tuvo lugar en la venturosa fecha del 12-S. El Año se clausuró con un debate los días 8 y 9 de noviembre en la Asamblea General.
Y la cosa funcionó tan bien y gusto tanto que después vino una Fundación del Diálogo entre Civilizaciones y más tarde un tal Rodríguez Zapatero mejoró la idea y la llamó Alianza de Civilizaciones y en ésas estamos. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.