El diezmo -del latín decimus- es un impuesto de la décima parte de los haberes referidos a la producción o al comercio que se debía satisfacer a diferentes estamentos: antiguas repúblicas, monarquías, señoríos o a la iglesia vinculada a estos, que se abonaba en razón de obtener alguna prestación o utilidad como ‘contribuyente’, razón que fue diversificada durante las respectivas épocas. Es un arquetipo, uno de los conceptos primigenios que dieran origen a la institución de la hacienda o tesoro público…
Antecedentes del diezmo
El primer diezmo registrado en la Biblia fue el dado por el patriarca Abram (Abraham) al sacerdote Melquisedec en acción de gratitud, tiempo antes de que se instituyera el diezmo para los sacerdotes levitas.
El diezmo como sistema de tributación fue algo que Dios estableció en el Antiguo Testamento con la finalidad de suplir las necesidades de los levitas y poder apoyar los gastos del templo o del tabernáculo. La tribu israelita de Leví -elegida por Dios para servirle- no podía poseer herencias de tierras, sino que se sustentaba del 10% de lo que rindiera lo producido por los cultivos y los ganados de todas las otras tribus de Israel y con ello dedicarse a administrar el tabernáculo de Jehová. El Diezmo no solo era una obligación para el que lo daba, sino también para los ‘Ministros’ que administraban entre algunos de sus usos obligatorios: ayudar a viudas, huérfanos y extranjeros.
- Levítico 27:30-32 enseña que el diezmo le pertenece al Señor: “Así pues, todo el diezmo de la tierra, de la semilla de la tierra o del fruto del árbol, es del SEÑOR; es cosa consagrada al SEÑOR. “Y si un hombre quiere redimir parte de su diezmo, le añadirá la quinta parte. “Todo diezmo del ganado o del rebaño, o sea, de todo lo que pasa debajo del cayado, la décima cabeza será cosa consagrada al SEÑOR.
El diezmo es definitivamente bíblico porque viene en la Biblia y fue instituido por Dios mismo. Dios deseaba que los levitas y sus familias que le servían facilitando la adoración del pueblo, fueran sostenidos por el pueblo mismo, y que los Israelitas con sus ingresos o sustento mostraran su fidelidad y amor de una forma tangible.
Es cierto que la Ley de Israel no es nuestra Ley. Es por eso que cuatrocientos años antes de que fuera dada la Ley de Dios a Moisés, en Génesis 14:20, Abraham ofreció a Dios la décima parte de un botín de guerra al sacerdote Melquisedec “Y le dio Abram el diezmo de todo” al sacerdote de Dios Melquisedec, tras derrotar a los cinco reyes que habían secuestrado a su sobrino Lot. También Jacob, el nieto de Abraham, hizo un pacto con Dios en donde le prometió los diezmos si Dios le bendecía en Génesis 28:22 “Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo.” Esos dos pasajes de Génesis nos dejan ver que el diezmo era un principio anterior a la Ley, es mas desde el inicio de la humanidad observamos en Génesis 4:3-4 que “Caín trajo al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. También Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos.” Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda. No se menciona el diezmo pero si se menciona que era una primicia, una parte o porción de los primeros recursos recibidos.
Cuestionando el diezmo
El diezmo era para los levitas y sacerdotes, para que aquellos que servían a Dios pudieran dedicarse de tiempo completo al servicio a Dios y del pueblo. Una pregunta importante para nuestro tiempo es ¿Existe hoy la misma necesidad que existía en el tiempo Bíblico del tabernáculo de reunión y del templo? ¿Existen hoy gastos financieros que las iglesias deben cubrir para poder hacer posible la reunión de los creyentes para funcionar como iglesia?.. Observamos en dos hechos que mas de 120 discípulos de Jesús estaban reunidos en el día del Pentecostés y posteriormente el apóstol Pedro predicó al aire libre a más de 3.000 personas. Jesús mismo en mas de una ocasión tuvo reuniones de mas de 5.000 personas.
En un tiempo histórico determinado, se presentan dos etiologías, una civil impositiva y otra religiosa voluntaria. Al declarar Roma el cristianismo como la religión oficial del estado, ambas vertientes se reunieron, confundieron o imbricaron y presentan dos praxis: la que podríamos calificar como diezmo político o civil que se promulga y vehicula por el antiguo sistema fiscal Romano y el diezmo eclesiástico, que inicialmente fue una práctica cristiana privada y voluntaria entre los mismos, y en el siglo VI, mudó a un privilegio concesionario, otorgado a este estamento, para recaudarse oficialmente en los reinos cristianos.
En los primeros tiempos de la Iglesia los Apóstoles y demás sacerdotes se mantenían con las ofrendas voluntarias de los fieles las cuales eran numerosas y en algunas partes no solo sufragaban para el sustento de los ministros y gastos del culto sino también excedían y sobraban para los pobres. En el siglo 5 d.C. Agustín de Hipona en África emprendió la acción de convencer a los creyentes para que le entregasen diezmos. Está universalmente reconocido que en los tres primeros siglos en que hubo persecuciones a la Iglesia no consta que se haya introducido la costumbre de pagar diezmos, ni estaban registradas entre las rentas eclesiásticas. Una vez cesada la persecución en los siglos IV y V se encuentran algunas declamaciones de Papas exhortando a los pueblos cristianos a efectuar la regalía en moneda.
En el siglo 5 d.C. en el Concilio de Macom, en la diócesis de Lyon, fue establecido el diezmo como mandamiento y todos aquellos que se rehusaron fueron maldecidos, excomulgados y sus propiedades confiscadas. Adriano primero en el 787 aplicó diezmar dinero como ley eclesiástica en toda Europa, eventualmente los diezmos fueron repelidos en Francia en el (1789), Irlanda (1871), Italia (1887) y en Inglaterra (1936).
La Iglesia Hispana del Rito Mozárabe lo practicó y tenemos registros oficiales de la Archidiócesis de Toledo que lo confirma: .. ‘pronto, sin embargo, los mozárabes toledanos, por diversas causas, comenzaron a disminuir en algunas de las parroquias que les fueron asignadas, hasta el punto de que en siglo XVI ya no tenían feligreses las parroquias de San Sebastián y de San Torcuato. Pero se mantuvieron en las otras, incluso con feligreses que residían fuera de Toledo, que por ser feligreses a título personal y razón de descendencia, seguían tributando sus diezmos a la parroquia mozárabe a que pertenecían…’
Un punto que muchos religiosos olvidan hoy en día es que el diezmo no trató de dinero sino de productos tales como la simiente de la tierra, el fruto de árboles y de ganado, y fue recolectado una vez al año. El diezmo fue una parte de la ley de Moisés para agricultores. Ese diez por ciento de producto se llevaba al Alfolí, y de allí comerían todos los sacerdotes y sus familias. El Alfolí se refiere a un silo o granero, su fin era estrictamente social y alimenticio; este precepto antiguo ha causado distintas interpretaciones dentro del mundo cristiano. Algunos creen que vive por la gracia y no por la ley lo que hace que el viejo precepto quede caduco; otros creen que se debe continuar con esta observancia; varias ramas de la iglesia protestante sigue con esta tradición. La iglesia judía no diezma en la actualidad.
- “Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo,
y así habrá alimento en mi casa.
Pruébenme en esto dice el Señor Todopoderoso,
y vean si no abro las compuertas del cielo y
derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.”
Malaquías 3:10
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