Hindú En las Escrituras védicas de la India encontramos a un rey llamado Svayambhuva Manu, que fue avisado del diluvio por una encarnación de Visnú en forma de un gigantesco pez (Matsya Avatar). Matsya arrastró el barco de Manu y lo salvó de la destrucción. El diluvio hindú fue mucho más devastador, ya que el agua no provenía de las nubes de este planeta, sino que se trataba de una creciente del océano que se encuentra en el fondo del universo. Esta versión es congruente con el desbordamiento del Mar Mediterráneo que inundó el área ahora ocupada por el Mar Negro, forzando a los supervivientes indoeuropeos de la zona este del Mar Negro a emigrar, en este caso hacia la India. El mito persistió al igual que en Mesopotamia.
Griega La mitología griega relata la historia de un gran diluvio producido por Zeus, quien había decidido poner fin a la existencia humana, por haber aceptado el fuego que Prometeo había robado del Monte Olimpo. Deucalión y su esposa Pirra fueron los únicos supervivientes. Prometeo le dijo a su hijo Deucalión que construyese una embarcación, en la cual dispusieron todo lo necesario, y así sobrevivieron. Es importante destacar que el diluvio fue ocasionado por el viento Austro (del sur): "sólo se dio salida al Austro, el cual se precipitó a la Tierra cargado de lluvia", hecho parejo al de la mitología mesopotámica que puede ser explicado por el desbordamiento del Mar Mediterráneo formando, al norte, el Mar Negro.
Al terminar el diluvio, y una vez que se secó la tierra y las aguas retrocedieron al mar, el arca de Deucalión se posó sobre el monte Parnaso, en donde estaba el oráculo de Temis (Apolo aún no había nacido). Deucalión y Pirra entraron en el templo para que el oráculo les dijera qué debían hacer para volver a poblar la Tierra, y la diosa sólo les dijo: «Vuélvanse hacia atrás y arrojen los huesos de su madre.» Deucalión y su mujer adivinaron que el oráculo se refería a las rocas. De esa forma, las piedras arrojadas por Deucalión se convirtieron en hombres, y las arrojadas por Pirra en mujeres.
China Según una leyenda los dioses desataron una gran inundación que abarcó todo el planeta, causando la extinción de casi la totalidad de los seres vivos. El ingeniero Yu construyó unos canales para evacuar las aguas, logrando salvarse junto a su familia y sus animales. Según ese mito, la humanidad desciende de Yu y su mujer.
Australia En Australia se cuenta que una época lejana los océanos fueron absorbidos por una rana gigantesca. Un águila la hizo reír, y la rana expulsó el agua hacia la Tierra, provocando el gran diluvio e inundándolo todo. También existe, en esa zona, la creencia en un personaje parecido a Noé, que salvo a su familia y a algunos animales en una barca, que encalló en la cima de un monte.
América Mapuche En las tradiciones del pueblo amerindio mapuche, igualmente existe una leyenda sobre la inundación del hogar de este pueblo o del planeta al luchar entre sí dos serpientes, llamadas Treng treng vilu y Caicai Vilu. El pueblo mapuche cuenta entre sus mitos con la fantástica leyenda del diluvio universal que reviste cierta analogía con el diluvio bíblico. Encarnan la leyenda dos serpientes, la llamada Treng treng vilu, protectora de los hombres, y Caicai vilu, enemiga del género humano.
Un día fueron advertidos por la culebra amiga Treng treng vilu que la culebra enemiga les preparaba un exterminio mediante una terrible salida del mar y les instó a refugiarse en el cerro sagrado que ella habitaba, donde sólo unos pocos concurrieron. Producida la inundación, a medida que las aguas subían Treng treng vilu elevaba el cerro hasta acercarse al sol. Los refugiados se salvaron y los que fueron alcanzados por las aguas quedaron convertidos en peces, cetáceos y rocas. Así fue cómo se salvó la humanidad al bajar estos pocos hombres desde el cerro en el que se habían refugiado.
Maya Para los k’iche’s, por ejemplo, la inundación fue producida por Uk’u’x Kaj (“Corazón del Cielo”) o Jurakan, Madre y Padre de los dioses, a fin de destruir a la raza de hombres de madera (Recinos 1984: 94-98; Christenson, 2003: 85-90). Fray Bartolomé de las Casas (1967, II:507) refiere también que entre los q’ekchi’s de Verapaz “había noticia de un diluvio y del fin del mundo, y llámanle Butic, que significa diluvio de muchas aguas y quiere decir juicio, y así creen que está por venir otro Butic, que es otro diluvio y juicio, no de agua, sino de fuego, el cual dicen que ha de ser el fin del mundo, en el cual han de reñir todas las criaturas.”
Semejante al anterior es un pasaje contenido en la Relación de la ciudad de Mérida (De la Garza, 1983, I: 72), mismo que confirma la creencia en diluvios sucesivos de agua y fuego, como también en un caimán que simbolizaba la inundación y la tierra.
En la obra "Historia de la América Central" de Enrique Gómez Carrillo, de 1906, donde el autor recopila documentos de la conquista y la colonia, principalmente del fray Francisco Ximénez, se describe cómo, a la llegada de los primeros misioneros cristianos, encontraron paralelos en los temas de la torre de Babel, las tribus perdidas, la caída de Lucifer, los viajes de evangelización de los apóstoles y, por supuesto, el diluvio universal. En un fragmento se describe de cómo el cacique de Nicaragua, sosteniendo un diálogo con Gil Gonzáles de Ávila, preguntó si ellos en sus historias, también tenían noticia del diluvio que había destruido el mundo antiguo.
Mexica En el manuscrito mexica denominado Códice Borgia (Códice Vaticano), se recoge la historia del mundo dividido en edades, de las cuales la última terminó con un gran diluvio a manos de la diosa Chalchitlicue.
Inca En mitología incaica, Viracocha destruyó a los gigantes con una gran inundación, y dos personas repoblaron la Tierra: Manco Cápac y Mama Ocllo. Únicamente sobrevivieron en cuevas selladas.
Uros En el lago Titicaca, donde habita un grupo de indígenas conocidos por el nombre de uros o urus, existe una leyenda local que dice que, después del diluvio universal, fue en el lago Titicaca donde se vieron los primeros rayos del Sol.
Kawésqar Para los Kawesqar, o Alacalufes, de Tierra del Fuego, una gran inundación tuvo lugar en el mundo cuando un joven cazó, para regalarle una buena comida a su novia, a una nutria (o coipo, según otra versión) que por tabú no podía ser cazada. Ésta era una criatura protegida por el espíritu de las aguas, quien, dolido por esta afrenta, hizo subir el mar para vengarse de toda la humanidad. Al final del relato, el joven y su novia se salvan al subir a elevados cerros. Luego son ellos los encargados de repoblar la tierra.
Taíno Según una tradición de los taínos del Caribe, Yukiyu o Yukahua,"dios", creó una gran inundación. Se dice que se salvaron gracias a que se albergaron en el bosque fluvial del Yunque.
Guaraní La Mitología guaraní de los nativos de América del Sur sostiene que durante el tiempo conocido como "Yvy tenonde" (primera tierra), los hombres y los dioses convivían libremente en ésta en abundancia y no existían enfermedades o penurias...
Hasta que un hombre llamado Jeupié transgredió el tabú máximo: el incesto, al copular con la hermana de su padre. Este hecho fue castigado ejemplarmente con un diluvio (Mba'e-megua guasu) que destruyó aquella tierra primera y produjo la partida de los dioses hacia su morada celestial.
Ñamandú, dios principal de los guaraníes, decide crear entonces una segunda tierra, aunque imperfecta. Solicita entonces la ayuda de Jakairá quien esparce una bruma vivificante sobre la nueva tierra. Los sobrevivientes del diluvio pasan a habitar esta tierra donde ahora existen la enfermedad, los sufrimientos y la muerte.
Desde entonces los hombres habitantes de la "nueva tierra" conocida como Yvy Pyahu están condenados a la eterna búsqueda de aquella primera tierra perdida que llaman: "Yvymara'eỹ" (Tierra Sin Mal).
Otras Pascuense La tradición del pueblo de Isla de Pascua dice que sus ancestros llegaron a la isla escapando de la inundación de un mítico continente o isla llamada Hiva.
Moussaye En la nación africana de Chad, la tribu moussaye en su mitología cuenta la historia de que una vez una familia vivía en un lugar remoto, y que cierto día, la madre quiso preparar una comida opípara para su familia; así que tomó el mortero con su majador para moler el grano y hacerlo harina. (En aquel tiempo el cielo estaba mucho más cerca que ahora. En efecto, si se alargaba la mano, podía tocarse.) Majó el grano con todas sus fuerzas; sí, machacó el mijo y lo hizo pronto harina. Pero al moler, la mujer se descuidó y alzó el majador tan alto que hizo un agujero en el cielo. En el acto empezó a caer a la tierra mucha agua. No era una lluvia normal. Llovió durante siete días y siete noches hasta que toda la tierra quedó anegada. Conforme caía la lluvia, el cielo se iba levantando, hasta que llegó a la altura inalcanzable que ahora tiene. Desde entonces perdimos el privilegio de tocar el cielo con la mano. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Diluvio_universal Con la Licencia Creative Commons Atribución Compartir Igual 3.0