Sin duda, el dinero es importante. Ese "Poderoso caballero es don dinero" de la suspicacia quevedesca, de amantes incondicionales y defensores a ultranza que nos invade constantemente en nuestras decisiones cotidianas. ¡Ah, el dinero! Qué les voy a decir que ya no sepan o que no hayan aprendido a base de chantajes. Me temo que el Hombre es corruptible de por sí, de forma intrínseca, y sobre todo a cierta edad, cuando se descubre el valor de la escasez del tiempo vital. Pero romperé una lanza por aquellos que piensan de otra forma y diré: "El dinero nos distrae de lo es importante". La cuestión primordial de la trampa semántica es saber qué significa ese "lo importante". A cada uno "su importante", supongo. Y eso incluye igualmente al dinero. Así "El dinero nos distrae del dinero" también sería una premisa válida. Pero al menos, queda la esperanza de cambiar el complemento final por cualquier otro más afín a nuestros pensamientos idealistas o realistas, o pesimistas, o optimistas, o.. En fin, lean el poema de Quevedo del enlace y piensen que la proposición lleva siglos haciendo mella en lo más profundo de los corazones más intrépidos. Sólo la "Gloria Social" le ha hecho sombra, una sombra efímera si quieren, pues, ni siquiera el "Honor", la "Honra" o la "Honestidad" que tanto han maldecido y sentenciado a inocentes como culpables, le llegan a la suela de los zapatos.