¿Puede usted imaginar un alago más especial que el del Señor del universo diciéndole: “Quiero relacionarme contigo”? Lo que esto significa es que nuestro Padre celestial quiere comunicarse con usted de manera personal. Él está interesado en tener una conversación genuina con usted, para escucharle y para que usted lo escuche. Anhela pasar tiempo con usted. Busca apertura y transparencia, sin que existan secretos entre usted y Él.
Dios nos creó a su imagen, lo que significa que podemos razonar, experimentar sentimientos y emociones, elegir libremente y tomar decisiones. Él quiere amarnos y que nosotros lo amemos en reciprocidad. Nos considera mucho más que siervos, nos considera amigos en quienes puede confiar. Fue por esto que Jesús dijo a sus discípulos: “Todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Jn 15.15).
Para los discípulos, fue un privilegio especial vivir, trabajar y tener comunicación con el Cristo encarnado. Pero nosotros también somos privilegiados porque hoy, dos mil años después, el Padre celestial desea tener una cálida y cercana relación con nosotros, como la que tuvo su Hijo con los discípulos del primer siglo.
Nuestro Dios no es una deidad distante. Él está cerca, y nos está llamando todo el tiempo a vivir y permanecer junto a Él.
(En Contacto)