Hace ya mucho que publicamos un artículo sobre el embrollo que se formó por la exhibición de la película gore A Serbian Film. La polémica surgió, recordemos, porque un grupo de retrógrados denunció a la cinta por incurrir en un presunto delito contra la libertad sexual. Hoy, y tras varios meses, nos llega la noticia de que ha tenido lugar una nueva denuncia, esta vez contra el director del Festival de Sitges, Ángel Salas, al que le toca declarar por exhibirla. Ya comentamos en ese artículo nuestra posición frente a estas ridículas reacciones en medio de una democracia que proclama la libertad de expresión.
Sin embargo, hay que decir que Ángel Salas no ha actuado bien, pues ha negado la visualización de la película antes de exhibirla en su festival, lo cual es muy poco creíble teniendo en cuenta que por la mayoría es sabido que antes de ponerlas en España, los directores se pasean por los diferentes festivales internacionales y escogen las cintas que entrarán a formar parte de la programación. Además de que su negativa no se la cree ni el tato, es una especie de apoyo a las denuncias y a la posición de censura que defienden los retrógados. Salas por mucho que quiera guardarse las espaldas, debería ir con un par y no ocultar que la vio. Es más, debería afirmar que la vería 80 veces más. Que a estas alturas sigamos con estas tonterías demuestra la poca evolución de muchas mentes españolas. Lo más grave es que las denuncias sean aceptadas por la justicia y sigan procesándose.