Una de las favoritas en los pasados Globos de oro y que suena con fuerza para los Oscar, El discurso del rey basa gran parte de su fuerza en presentarnos una historia extraordinaria protagonizada por personajes de lo más humanos, como ya hicieran otras premiadas producciones británicas como Shakespeare in Love o The Queen. Así, frente a la complicada situación política que vive el heredero del trono británico nos encontramos con una trama de superación, esfuerzo y amistad, valores que quedan reflejados en el tratamiento que sigue el futuro monarca para terminar con su tartamudez.
Para aumentar el impacto de esta pequeña gran historia en los espectadores tenemos un guión irónico y mordaz, que cuestiona el papel de la monarquía a la vez que se centra en los aspectos más cotidianos del rey y su familia; una adecuada banda sonora del compositor en alza Alexandre Desplat y una puesta en escena casi teatral, con abundancia de escenarios interiores en los que los personajes se enfrentan unos a otros verbalmente.
El discurso del rey no sería lo mismo sin el trabajo de su reparto. Colin Firth, ganador del Globo de oro por su interpretación, emociona con un retrato honesto del torturado Bertie. Le acompañan el inconmensurable Geoffrey Rush en el papel del excéntrico pero sincero logopeda, Helena Bonham Carter como su esposa (un papel amable, alejado del registro que ha mostrado en los últimos trabajos de Tim Burton) y una serie de reconocidos actores británicos como Michael Gambon, Timothy Spall, Derek Jacobi o Guy Pearce (en un pequeño papel a la altura de sus acertadas colaboraciones en The Road o The Hurt Locker ).
Película sencilla y humana, El discurso del rey llega a los espectadores con un mensaje de esperanza y un reparto entregado.