El disparate es votar al PP o tomárselo en serio

Publicado el 20 abril 2015 por Vigilis @vigilis
Si rascais un poco os daréis cuenta de que el PP lleva cuarenta años haciendo siempre la misma campaña. Ellos son la seriedad, la gestión, lo adulto y los demás son una banda de jipis desorejados que "no saben" lo que es la gestión pública ni lo que realmente necesita el país. Siempre trata el PP de ubicar el debate en estos términos, sus términos.

Mientras nos podamos tomar el vino tranquilos, ir al club Edén los días de cobrar la pensión y en el pueblo no haya negros, todo va bien. Nada de courrencias ni disparates. ¡Que siempre sea 1971! ¡Viva antes!

Así, un mitin de Fraga del Pleistoceno lo pones hoy en boca de Rajoy y nadie advierte el cambio. Hablaba Fraga por ejemplo en la campaña del 79 de "juzgar conductas y no promesas". Hoy nuevamente el PP repite la cantinela de las últimas cuatro décadas: votar a quienes no han gobernado pone en riesgo a España, optar por nuevos partidos es un "disparate", España no puede caer en "ocurrencias" y mi favorita: "gobernar es serio".
Mariano, si gobernar fuera serio tú no serías presidente.

Siempre ha sido esta apelación a la "seriedad" una constante en el Gürtelpartido. Las hemerotecas imploran una muerte rápida pues todas sangran con este hit parade popular que se repite en 2003, 2004, 2008, 2011... Después de tanto tiempo uno se pregunta qué diablos quieren decir con eso de la seriedad.
Por ejemplo, tenemos al PP de Orihuela levantando el estandarte de la seriedad en 2009, una seriedad que al poco tiempo se reveló como la excusa que tenían para atracarnos y robarnos dinero. Esta historia se repite siempre: se trata del Eterno Retorno de buscar excusas para seguir robando, cosa que es grave, pero también para seguir insultando nuestra inteligencia, cosa que algunos no soportamos. No nos gusta que nos roben. Que nos roben y nos llamen imbéciles a la cara, menos aún. Brea y plumas. Fuera de aquí. Vía. Ahí tenéis la puerta y no volváis jamás.

Soez, pero efectivo. Como los buenos cafés.

"¿A dónde pretenden ir estos con disparates y ocurrencias?", "¿qué clase de circo quieren montar?", "nosotros somos la espada en la oscuridad, el escudo que defiende los reinos de los hombres". Una y otra vez siempre la misma canción. La Canción de Robo y Saqueo en el Juego de Ñordos del PP.
En el mejor lugar de España oíamos la canción mientras se sucedían las mayorías absolutas del PP. No es que ese discurso tuviera un efecto directo, es que veías a la oposición y el PP podía quedarse sentado bajo un roble mascando hierba. La inutilidad galáctica de la oposición para enfrentar un discurso que no diera vergüenza ajena fue el mejor arma del PP para revalidar continuamente sus resultados electorales. Resultados electorales que se revelan como un simple trámite para defender los intereses públicos. Intereses públicos que resultan ser robarnos e insultarnos.

Siempre me ha parecido que quienes hacen campaña "contra el PP" hacen un flaco favor al debate público. Hacer campaña contra un partido político es estúpido y no aporta nada. Las elecciones no pueden reducirse a elegir entre votar contra el PP o votar a favor del PP. Eso no es política, eso es hooliganismo. Un hooliganismo que nos hurta el debate, que empobrece los puestos de la administración y que al final del día supone un perjuicio económico y político para el conjunto de los ciudadanos.
No se trata pues de establecer bloques compactos entre la seriedad con que nos roba el PP y las ganas de echar al PP que tienen los continuos frentes populares de chichinabo que se suceden con regularidad. Se trata de limpiar las telarañas que se encuentran en los recovecos de la administración (y aquí la crítica la extiendo a partidos tradicionalmente próximos a las administraciones, incluso la extiendo a esa parte de la sociedad civil que parasita el sistema).
El PP apela a su experiencia política frente a lo n00bs que son los nuevos partidos. Ellos se supone que "saben" cómo funciona la administración y cómo se debe gobernar. Pues precisamente eso que ellos venden como una fortaleza es una buena razón para no votarles. Yo no quiero que gente que lleva décadas en el poder siga estando en el poder. Y no me refiero a que haya que limitar mandatos. Hablo de algo más sutil, algo que pasa inadvertido pero que todos podemos identificar.
Cuando llevas diez o treinta años de concejal de Latveria, de asesor de la dirección general de Relaciones con Mordor, de vicesecretario ejecutivo de la comisión permanente de la diputación provincial de R'lyeh, etc., inevitablemente y de forma paralela a la actividad cotidiana de cara al público, va apareciendo una red de intereses parapolíticos, un tráfico paralegal de influencias, una tupida malla de silencios, confianzas, discreciones, deudas y relaciones.

Y no me refiero exclusivamente a los puestos políticos. De las ciudades, de las autonomías y de la administración central salen ramas por distintas empresas públicas y contratas privadas. Sucede lo mismo en la universidad y en los colegios profesionales. Hay redes de intereses creados que forjan una estructura de poder que no consta en los papeles oficiales. Si esto tuviera como fin defender lo bueno y bello no habría problema, sería incluso deseable, pero las más de las veces esto se usa para defender intereses particulares y saciar complejos y carencias que tiene esta gente.
En cuanto esta capa cortical se emplea para vulnerar la ley es muy dificil ponerle remedio. Afortunadamente España no es un país bananero y aquí el control y la supervisión funcionan de una manera razonable. Pero no podemos confiar siempre en estos mecanismos de control, porque mientras esperamos que funcionen ya se está haciendo daño. Es por ello que no hay que ponérselo fácil a los malos. Es mejor dificultar que aparezcan estas redes y se consoliden. Es mejor, cuando la opción está al alcance, elegir no alimentar al troll.

¡Uuuh, fiestón!

Me hace gracia cuando dicen "es que alguien sin experiencia es un riesgo". Oiga, más riesgo tiene el que lleva décadas mamando de la teta del paraestado cortical. Que tú eliges a alguien sin experiencia y lógicamente puede tardar en arrancar, pero por lo menos su falta de experiencia es una garantía de que no sabe muy bien por dónde empezar a tejer la telaraña.
Hay una variación de esto —no quiero desviarme del tema, pero no puedo evitar traerlo a colación— que es lo de "nuestros candidatos tienen que tener X años de experiencia en el sector privado". En serio, ¿de dónde sale la gente que dice estas alpargatadas? Un pìlar del sistema es que todos los ciudadanos son electores y elegibles independientemente de otros factores, sólo por el hecho de ser ciudadanos. Si pides X años de experiencia la gente que tiene 20 años no puede ser elegida. Me pregunto de qué clase de academia zulú salen estas ideas de bombero. Y hay otra variación similar: "nuestros candidatos son en un Z% titulados superiores". Lo mismo. Empezar a discriminar por circunstancias personales es lo mismo que cagarse en el sistema. Oiga, yo igual quiero elegir a un bachiller de 18 años. Total, ya tenemos bastantes analfabetos con títulos y experiencia laboral sentados en los escaños. Y a la hora de hacer un trabajo de gestión pública o de representación legislativa ya se cuenta con un ejército de funcionarios que están para algo. Además, la simple estadística aleatoria y los procesos internos de votación en los partidos ya se encargan de que haya cierto equilibrio natural en las capacidades de los cargos electos.

Viñeta que podría aparecer perfectamente en el Völkischer Beobachter pre-1933.

Todas estas babosadas a las que peligrosamente nos estamos acostumbrando responden a una estrategia de marketing político basada en el fortalecimiento de mitos cotidianos. "Tener experiencia en el sector privado es garantía de algo", "tener un master en cosas es garantía de otralgo". Elija usted su mito preferido. Yo me cago en esos mitos lo mismo que en el de la homeopatía.
Regreso al tema con el que estábamos.
El PP tiene una legión de abogados del estado que los escuchas desfilar por los pasillos de los negociados de la administración como tropas austrohúngaras. Y cantan su canción "somos serios, vótanos, los demás son un circo". ¿Serios de qué? Alabando a Rato cuando os era útil y ahora haciendo como que no lo conocéis. Mandando mensajes a Bárcenas y ahora haciendo como que no lo conocéis. Sois rémoras, eso es lo que sois. Que me parece estupendo y no prejuzgo que un empresario de casinos e hipódromos sea ministro de Justicia o que un fabricante de armas sea ministro de Defensa. El problema no es de Fulanito o de Menganito. El problema no son las puertas giratorias —en todo caso son parte de un problema mayor—. El problema es que se venden como una especie de empresa para el poder. Una especie de monopolio de oferta y la mayor parte de culpa la tiene la oposición.

Con candidatos malos y campañas malas lo peor que te puede pasar es que la gente te vote.

Vosotros analizáis los lugares donde existen mayorías estables durante largo tiempo y los encargados de hacer oposición recuerdan a los franceses en la Segunda Guerra Mundial. "Estos alemanes son muy malos, pero tampoco nos vamos a molestar mucho en echarlos porque al menos los trenes salen a su hora". Esto que digo del PP, insisto, es válido para el PSOE o para CiU o para la cosa esa que es el PNV. Toda organización que prospera al amparo del poder sobre lo que se conoce y lo que no se conoce es una rémora para todos.
El problema es encontrar la posibilidad de romper este círculo vicioso. Encontrar la salida. Aunque sea una alternativa instrumental, temporal. Lo de "en mi pueblo siempre se hicieron así las cosas" se tiene que acabar. De algún modo hay que acabar con esa idea. Y el razonable miedo de "si no sale el PP los comunistas convertirán la iglesia en un casino" tratar de combatirlo. Si en tu pueblo el PP (o el PSOE o quien sea) es malo y su alternativa es mala, pon los medios para que aparezca otra opción. Aunque el día de las elecciones la vote tu gato. Que un partido tradicional se pase una temporada sin contratar a sus cuñados para limpiar los arcenes del pueblo, al pueblo le va de perlas. No se trata de hacer una revolución ni de cambiarlo todo, se trata de que sientan que el poder no les pertenece. Se trata también de evitar el triunfo de la antipolítica que se oculta bajo el disfraz de "hay que echar al PP", echando al PP (nota: sustituid "PP" por lo que proceda).