El Documental de la Semana: "Mercado de Futuros"

Publicado el 01 marzo 2012 por Fimin

Imagínense un "Margin Call" reflexionado por Joaquín Jordá y rodado por José Luis Guerín. El resultado de tan sugerente fórmula podría ser la nueva película de Mercedes Álvarez, una ilustre de nuestro cine por más que únicamente tenga dos películas en su haber, algo que se antoja impensable pero que no lo es tanto tras abrumarnos hace ocho años con la maravillosa "El Cielo Gira". Para nuestra gran (y esperada) alegría, repite hazaña con "Mercados de Futuros".

¿De qué va?

El desalojo de una casa, que se vacía de toda su memoria, unos agentes de bolsa, un congreso sobre liderazgo empresarial, un vendedor del rastro que se resiste a vender, la ciudad entera como espacio virtual de una feria inmobiliaria. La cámara se asoma a estos espacios y personajes mientras intenta dibujar algunos rasgos del nuevo aspecto del mundo. Y de fondo queda una pregunta: en el futuro ¿será necesaria la memoria?

¿Quién está detrás?

Mercedes Álvarez obtuvo el reconocimiento unánime de la crítica con su primer y maravilloso largometraje, "El cielo gira", película con la que merecidamente ganó numerosos premios internacionales como el Tiger Award en el Festival de Cine de Rótterdam, el Grand Prix en el Cinéma du Réel (París) o el Premio FIPRESCI, el Premio del Público y el de Mejor Película en el BAFICI.

¿Qué es?

Algo así como un "Margin Call" español visto por el ojo de Joaquín Jordá y al estilo de José Luis Guerín

¿Qué ofrece?

Mercedes Álvarez menciona la crisis, pero Mercado de futuros no es una película sobre la crisis, sino algo más profundo: la directora levanta acta de una debacle espiritual que se forjó mucho antes... hasta llevarnos al momento en que nuestra parálisis ante la palpable catástrofe puso en evidencia "que las palabras ya no significaban lo mismo y el espacio había cambiado". Y lo logra capturando algo muy complejo con gran sabiduría cinematográfica, sin subestimar al espectador, engarzando momentos portentosos hasta llegar a su elocuente imagen final: muñecas Barbie y muñecas Bratz unidas en el olvido. (Jordi Costa. El País)