El documento del mes de enero (2024) del Archivo de Indias.

Por Sevilladaily

El comercio de perlas entre Europa y América se estableció muy tempranamente. Ya partir del tercer viaje de Colón, en torno a 1498, la comercialización de este elemento destacó de entre las nuevas transacciones que se efectuaron entre ambos continentes.
Los bancos perlíferos caribeños fueron explotados de forma vertiginosa. Ello provocó la necesidad de buscar nuevos focos de abastecimiento, dado que el ritmo de extracción era mayor que el de repoblamiento del molusco. Por ello se empezó a recurrir a la extracción frente a las costas pacíficas de los actuales Ecuador o Panamá.
El principal punto de recepción y distribución de perlas al resto de Europa fue Sevilla. Aquí se establecieron algunos de los comerciantes, procedentes de todos los rincones de Europa, que maneiaron el flujo de este bien tan apreciado entre la nobleza y el alto clero.
A pesar del intento por parte de las autoridades reales por controlar su tráfico, el contrabando de perlas era muy habitual, dada la facilidad para esconderlas o camuflarlas con otras mercancías.

Este documento que se presenta en el mes de enero de 2014 es, precisamente, unaReal Cédula para que ciertos flamencos puedan comerciar con perlas, piedras preciosas y otros géneros y fue emitida el 22 de abril de 1528. 
Una Real Cédula es una orden del Rey dirigida a sus propios oficiales. En la misma se les indica cómo actuar en un caso concreto. Cuando el asunto afecta a un particular, se le hace entrega de la cédula y es el interesado quien debe presentarla al destinatario para que la cumpla.
En este caso, la Real Cédula se dictamina dando licencia a una serie de comerciantes de origen flamenco para llevar a cabo transacciones con perlas y piedras preciosas en Ultramar, lo cual, en principio, estaba reservado a naturales del Castilla.
La Real Cédula es uno de los tipos documentales de más frecuentes e importantes de la Administración durante la Edad Moderna (de fines del siglo XV a principios del XIX).

Como todos conocemos, una perla es un objeto sólido y brillante que se forma en el interior de un molusco, generalmente una ostra. Se forman cuando un cuerpo extraño y microscópico se introduce en el interior de la concha y el molusco reacciona cubriendo dicha partícula con la misma sustancia con que se recubre el interior de la concha, es decir, con nácar. Las perlas tardan años, incluso décadas, en formarse.
Desde la antigüedad, las perlas han sido consideradas joyas. Hoy en día, la captura de perlas naturales prácticamente ha desaparecido en favor del llamado cultivo de perlas, consistente en la estimulación artificial de los moluscos para la producción de éstas.

Acompaña a la real cédula este dibujo que nos es otra cosa que una ilustración que representa a la perla que Doña Rufina Artunduaga donó al rey el 13 de junio de 1743. Los Oficiales Reales remitieron esta ilustración, desde Guatemala a la Corte, donde finalmente se determinó que su envío, para más seguridad, debía esperar al fin de la guerra con los ingleses (guerra de sucesión austríaca en la que España se vio envuelta de 1740 a 1746).
Según los datos que figuran en los documentos, la perla pesaba 182 quilates y medio, unos 36,5 gramos, lo cual supone un tamaño realmente extraordinario, que viene a sumarse a su particular forma geminada.Sigue leyendo >>>