El dólar ha sufrido una devaluación significativa en los últimos meses alterando las tasas de cambio del resto del mundo y el sistema de pagos del comercio mundial. Los precios de los commodities han comenzado a vivir un acelerado incremento y es muy probable que antes de fin de año el barril de petróleo se cotice a 100 dólares. Esta situación ha intensificado la guerra de divisas y los países deberán imponer severos controles de capital para evitar la revaluación excesiva de sus monedas, pese a que hasta el momento todos los gobiernos niegan la situación. La reunión del G20 y el FMI realizada el fin de semana en Corea no llegó a ningún acuerdo para detener la oleada devaluatoria, por lo que el dólar seguirá su ruta descendente. El fin de los bancos demasiado grandes para caer resulta inminente.
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