SINOPSIS: Lee la sinopsis de este libro pinchando AQUÍ
Hace unas semanas me crucé con este libro casualmente y tras leer su sinopsis no pude evitar comenzarlo inmediatamente, ya que era una saga familiar que según indicaba en la misma abarcaba casi un siglo de la historia de Italia, que es un país sobre el que yo no había leído demasiado y por lo tanto este dato me resultó muy atractivo.
El dolor perfecto recoge la historia de dos familias que se entrelazarán a lo largo del tiempo gracias a la unión de dos de sus miembros. El comienzo de la historia nos sitúa a finales del siglo XIX con Italia recién unificada y concretamente nos traslada al pueblo toscano de Colle, al que llega un joven anarquista emigrante del sur conocido como El Maestro para ejercer esta profesión en el mismo. Se establecerá en esta población y no tardará en enamorarse de su casera, la viuda Bartoli, naciendo de esta relación Ideal, Mijail, Libertad y Cañero a los que criarán junto a Bartolo, hijo del anterior matrimonio de la viuda.
Por otro lado en el mismo pueblo está la familia formada por Ulises Bertorelli, un comerciante de cerdos y su joven esposa Rosa, de cuyo matrimonio nacen unos gemelos a los que su padre, siguiendo la tradición familiar de utilizar nombres de la épica de Homero y de Grecia, bautiza como Helena y Aquiles. Sin embargo Rosa no está dispuesta a aceptar ese nombre para su hija y con el tiempo acabará siendo Annina y Aquiles, Sol y acabarán compartiendo una gran casa en el Prataio junto a los otros dos hermanos Bertorelli, Hector y Telemaco y sus respectivas familias.
Y es así como a través de estas dos familias, sus dramas, uniones, separaciones y descendencia, veremos desfilar casi un siglo entero de la historia de Italia y de Europa a lo largo de las páginas de El dolor perfecto.
Cuando lees un libro del que no tienes ninguna referencia es en cierta manera un riesgo, ya que puede ser que no encaje para nada en tus gustos pero aun así, a mí de vez en cuando me gusta dejarme llevar por mi instinto que esta vez no me ha fallado, ya que me he encontrado con una historia interesante y una obra, desde mi punto de vista, de gran calidad. Ugo Riccarelli escribe de una forma magistral, con una prosa sobria y trabajada que da lugar a un estilo envolvente, intimista y cargado de lirismo, lo que hace que sea difícil no dejarse arrastrar por su forma de narrar. Encontramos además un toque de realismo mágico que marca algunas de las situaciones cotidianas que viven los personajes y que, si bien no llega a ser fantasioso, sí resulta un tanto irreal, aunque se aleja del concepto de realismo mágico que impregna las obras de los autores de Hispanoamérica. En este sentido me ha recordado mucho más por ejemplo a Joyce Carol Oates y a algunas de sus obras como Bellefleur, que también es una saga familiar.
Otro punto que caracteriza la narración de Ugo Riccarelli es la escasez de diálogos, la obra se sustenta en su mayor parte en la narración, especialmente en la primera parte en la que también predomina la exposición de múltiples situaciones de la vida de los personajes pero que no tienen una continuidad, es decir, nos cuenta diferentes hechos aislados a lo largo de los años, mientras que en la segunda parte la trama sigue un curso más lineal y tiene mayor carga dramática.
No encontramos tampoco la típica división por capítulos sino que es una narración continúa, encontrando solamente unos espaciados mayores para diferenciar las escenas. Todo ello contribuye a que sea una novela de ritmo pausado, para leer con calma disfrutando de los múltiples matices y de la forma en la que el autor expone la historia. Pienso que El dolor perfecto no es una lectura adecuada para todo tipo de público ya que Ugo Riccarelli posee un estilo muy definido que puede no ser del agrado de todos los lectores, pero aquellos que se sientan atraídos por las características que lo definen sin duda disfrutarán con esta obra.
En mi caso ha sido una lectura que ha ido de menos a más, ganándome como lectora a medida que avanzaban las páginas. Aunque desde el principio me ha gustado la forma de escribir del autor, lo que ha hecho que disfrutase leyendo y no me resultase aburrida, me ha costado mucho hacerme con todos los personajes que van apareciendo. Tanto por el número de miembros de las familias, sobre todo la de los Bertorelli que engloba a los tres hermanos con sus respectivas mujeres, familiares de estas e hijos del matrimonio, como por los nombres dados a los personajes y la rápida sucesión de escenas, ha provocado que fuese complicado tener claro quién era quién y por lo tanto el seguimiento de la historia era algo confuso, viéndome obligada a ralentizar el ritmo de lectura para no perderme entre las múltiples ramas y relaciones familiares. Creo que en este caso hubiese sido de mucha ayuda la inclusión del árbol genealógico al principio o final de la obra, teniéndolo como referencia para tener clara la estructura de cada una de las familias.
Sin embargo esta dificultad se va solventando a medida que avanzamos pues con el paso del tiempo varios miembros van desapareciendo y así se afianza la posición de los que quedan, que adquieren más protagonismo y que en mi caso ayudó a tenerlo todo más claro y por consiguiente, disfrutar más de la lectura. Es por eso que la segunda parte de la novela me ha parecido mucho mejor y más interesante que la primera, también debido a que los hechos históricos que afectan a los personajes son más cercanos y conocidos.
El dolor perfecto es para mí una novela coral y por este motivo no podemos asignar el protagonismo a un único personaje. A lo largo de los años vamos asistiendo a la evolución de la familia, por lo que hay periodos en los que se centra más en unas personas y otros en otras. En la primera parte tienen más relevancia Ulises y El Maestro pero progresivamente la van perdiendo para dejar paso a sus hijos, por lo que en la segunda parte la historia se centra más en Annina y Cañero, siendo ella quizás el personaje que más destaca. El número de personajes que aparece como ya os indiqué es muy elevado y no todos tienen la misma relevancia pero en todo momento el autor hace incidencia en su psicología, reflexiones, emociones y sentimientos por lo que es sencillo hacerse una idea de sus personalidades y forma de actuar. Tienen especial importancia las relaciones que se establecen entre ellos y así quedan plasmados tanto el amor y afecto que les une como en oposición el odio y el desprecio que les separa en otros casos, aunque en todo caso siempre hay algo que une a todos los miembros que es el dolor que aparece reflejado en el título de la novela.
Al mismo tiempo que vamos asistiendo a la evolución de la vida familiar conocemos los grandes acontecimientos históricos que han marcado este periodo, pues de una manera u otra acaban afectando a los miembros de las dos familias. Partiendo de finales del siglo XIX hace un recorrido por un siglo de la historia de Italia recogiendo episodios como la batalla de Adua, el mandato de Mussolini, la masacre de Bava Beccaris, la epidemia de la peste española o la II Guerra Mundial, por lo que resulta una lectura en cierta forma instructiva para acercarse a este periodo y conocerlo un poco mejor. No es una obra que se centre en detallar todos estos hechos con minuciosidad, sino que solamente nos cuenta como los mismos afectan a la familia y a su día a día, interviniendo en ellos algunos miembros de la familia o sufriendo sus consecuencias, por lo que en muchos casos es complicado deducir en qué periodo nos encontramos con exactitudy llevar el hilo histórico si no se tiene muchas nociones de la historia de Italia, al menos a mí es lo que me ha ocurrido. Por ese motivo en parte he disfrutado más de la segunda mitad, donde los acontecimientos son más conocidos, centrándose una buena parte en la II Guerra Mundial con la presencia de los alemanes en Italia, referencias a los campos de concentración y su rendición final.
A pesar de que tanto el estilo del autor como la novela me han gustado, no es una lectura que recomendaría a cualquier lector, ni siquiera a aquellos que comparten mi afición por las sagas familiares. Pienso que es necesario estar dispuesto a afrontar una lectura que no es sencilla tanto porla prosa de Ugo Riccarelli, por la que hay que sentirse atraído, como porla escasez de diálogos y el ritmo pausado. Pero si esto no es un obstáculo, os animo a leer a este autor ya que merece la pena dejarse llevar y disfrutar de su forma de narrar, además de resultar en este caso una obra interesante para profundizar en esta parte de la historia italiana.
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