"Sigue adelante, sigue adelante, solo es dolor, respira y corre. ¡Respira y corre, joder!".
Resbala. Patina sobre la sangre y el hielo. Ru8eda sobre la nieve y oye un ruido, como una rasgadura de papel. Nota que se desprende el colgajo de piel quemada que le pendía del pecho como una vela, tras engancharse en una piedra inclemente.
Su grito tiene algo de inhumano. Algo primario, indómito."
Cuando vi este libro no me lo pensé demasiado para llevármelo a casa, sin ningún motivo concreto ni mirar la sinopsis siquiera. Me gustaron, supongo, el título y la cubierta con esa mujer de espaldas caminando sobre la vía. Hoy traigo a mi estantería virtual, El dolor que nos une.
Una mujer de mediana edad aparece muerta con el torso destrozado. El caso se lo queda la Unidad de Delitos Graves y Crimen Organizado, dirigida por Trish Pharaoh, y la investigación recae sobre el sargento Aector McAvoy, un hombre casado con una mujer romaní a la que salvó de un feroz ataque hace años, con hijos y enamorado de su familia, al que el trabajo ha llenado de cicatrices. Pronto a este cuerpo se le unirán más y McAvoy comenzará a tirar de un hilo que le llevará a sucesos ocurridos hace años. La brigada además no se dedicará a este caso al completo, ya que está investigando un problema de tráfico de drogas que también interferirá en algún momento en la vida de McAvoy.
Como comenzaba explicando me acerqué a este título sin idea alguna de lo que me iba a encontrar, y o ha sido hasta finalizada su lectura que no he investigado y descubierto que es el tercer volumen de la saga protagonizada por el detective McAvoy. No diré que me haya cogido del todo por sorpresa, ya que lo pone en la primera página, pero me dio pereza buscar los anteriores y decidí probar con el que tenía delante. Terminado el libro tengo que decir que no me he tropezado con ningún escoyo ni he notado laguna alguna durante la trama que me haya impedido mantener mi ritmo de lectura normal.
Con un ambiente asfixiante que el autor potencia al colocar la ciudad bajo una terrible ola de calor y humedad en la que no termina de llover y relajarse el ambiente, esta novela negra arranca con acción desde la primera página. Sin embargo que eso no de a entender que estamos ante uno de esos libros que nos llevan sin aliento ya que, pese a todos los muertos, todos los secretos y las tres tramas cruzadas, el autor es capaz de otorgar más importancia a los personajes y las relaciones entre ellos y lo que va sucediendo que a los hechos en sí. Eso proporciona una lectura detallada pero no pausada, que nos permite ir fijándonos en cada conexión y haciendo nuestras propias cábalas desde el primer tercio de la novela. La profundidad de los personajes es otra característica a destacar de la novela, ya que pronto descubrimos que McAvoy es un hombre lleno de cicatrices que sólo aspira a la seguridad y el amor de su hogar, conocemos a su mujer que, pese a que desde el primer momento sabemos que fue rescatada por el propio sargento, jamás se nos presenta como víctima o débil. Más casi como sostén de este hombre que no puede relajarse hasta que no cierra la puerta de su casa, y ni entonces. Y frente a este ambiente, la perversidad. Tanto la trama de los asesinatos como la del narcotráfico están marcadas por la oscuridad de los personajes, la crueldad, el poder y la maldad.
El dolor que nos une es una novela francamente entretenida y bien rematada en la que perderse unas cuantas horas. Me ha gustado, quizás esta vez me toque leer hacia atrás.
Y vosotros, ¿sois maniáticos de leer en orden o también hay sagas que habéis comenzado por mitad?
Gracias