Si con sus dos primeros films - Hedwig and the angry inch y Shortbus- John Cameron Mitchellprometía ser uno de los directores más polémicos e irreverentes del nuevo cine (?) americano, con Rabbit hole demuestra que estamos ante uno de los realizadores que más fuerte pueden llegar a pisar en el futuro. Mitchell nos trae esta vez un drama de tono sobrio y contraído, uno mil veces contado como es la pérdida de un ser querido y cómo eso influye en los que quedan, y lo hace sin la necesidad del paroxismo doloroso de los llantos y griteríos.
Atraído por la temática,luego de experimentar él mismo la pérdida de un hermano menor, basada en una obra teatral de David Lindsay-Abair (quien además hizo el guión), el joven director se hace con dos protagonistas bien conocidos esta vez, Nicole Kidman (también productora del film) y Aaron Eckhart, que imprimen dos de las actuaciones más grandes de este recién comenzado 2011. Una historia sobre un joven matrimonio que tras perder a su pequeño hijo en un accidente hace ocho meses intenta volver a una imposible normalidad. Ella, hundida e
Este es un film sin estridencias, sin reflexiones academicistas ni golpes de puño. Un film que a muchos les ha parecido desapasionado y demasiado frío como su protagonista. Pero ¿por qué la muerte, la pérdida, el dolor debe ser siempre visceral, físicamente visible? Esta es una historia que se aleja de los tópicos, es una historia sobre un dolor silencioso donde reina la apatía; donde el dolor se muestra desde diferentes puntos de vista porque no todos vivimos la muerte de la misma manera. "Lo siento. Ya nada es agradable."- dice la protagonista.
Rabbit hole es además un reflejo sobre el perdón, el remordimiento, las culpas, la fe, el amor. Y si bien el foco parecería estar puesto en esta madre fantasma, una grandiosa Kidman que a esta altura no necesita más peros para hacerse con un premio, Eckhart es el que a mi gusto brilla. Sorprende la actuación de un actor al que quizá no estamos acostumbrados a ver en un papel dramático; no es que haya alguna vez dudado de sus habilidades actorales, pero es que simplemente aquí
Magnífica fotografía y escenas de antología (la final por ejemplo) que junto a la música de Anton Sanko hacen del film un verdadero placer. Deja muy buen sabor de boca y satisface el visionado. Una historia simple, verosímil y emotiva que abre el año cinematográfico con grandes expectativas.