"El caballo sintió el olor a miedo incluso antes de que la niña saliera del bosque. El jinete lo jaleaba, clavándole las espuelas en los costados, pero no habrá sido necesario. Iban tan compenetrados que el animal notaba su voluntad de avanzar.
El repiqueteo sordo y rítmico de las pezuñas rompía el silencio. Durante la noche había caído una fina capa de nieve, así que el caballo iba dejando pisadas nuevas y el polvo de nieve le revoloteaba alrededor de las patas."
Alguna vez ya lo he comentado, no me gusta dejar las historias a medias. Eso supone que no abandono libros y que cuando comienzo una saga o una serie me gusta terminarla, pese a sus altibajos. Esta semana salía la novena entrega de Los crímenes de Fjällbacka, y hoy llega a mi estantería virtual. Hoy traigo, El domador de leones.
Nos encontramos a Erika, madre, inmersa en la investigación de la historia de Laila, una mujer condenada a cadena perpetua por el asesinato de su marido y cuya casa fue conocida como "la casa de los horrores" por lo que allí sucedía a esta familia con dos hijos. Patrick, su marido, investigará el caso de una joven atropellada. La chica muerta será identificada como una joven desaparecida semanas atrás. Pronto se descubrirá, además, que sufría graves mutilaciones y todo apunta a que tal vez no fuera la única secuestrada, ni la última.
Si algo ha demostrado Läckberg en este tiempo, es que sabe ganarse a un público fiel. Combina en sus novelas la historia personal de Erika y Patrick, sus tareas domésticas, sus discusiones e incluso la vida de Anna, la hermana de Erika, con los casos que investigan. Poco a poco, y tras un repunte allá por el tercer y cuarto libros de la serie, la autora ha vuelto a centrarse más en los casos policiales que en los quehaceres domésticos, cosa que personalmente le agradezco.
La estructura es la conocida, un caso que arranca desde las primeras páginas y los pasos de Erika y su marido que acaban encontrándose en algún punto, normalmente en el punto justo en que la curiosidad de Erika por lo que investiga su marido, la hacen meter la nariz más de lo debido en la investigación. En este caso se alterna la investigación de uno con la de otro, y también aparece una historia acontecida años atrás en la misma isla que servirá al lector para intentar jugar por su cuenta a descubrir quién está detrás de esa espantosa mutilación.
Läckberg nos ha enseñado dos cosas: una a pronunciar el nombre de Fjällbacka, eso sí, a nuestro modo, y dos, a descubrir que es un lugar poblado de gente terrible, estoy segura de que debe de tener el índice de criminalidad más alto del país.
Esta novena entrega es fiel a las anteriores, recuperamos al equipo policial que rodea a Patrick, cada uno con sus historias que poco a poco se han ido desgranando en los títulos anteriores, y que avanzan con discreción para no eclipsar a los verdaderos protagonistas. En cuanto al caso policial, nos va dejando pistas, mientras asistimos a una historia que se va tejiendo poco a poco, pieza a pieza de un puzzle que, como siempre, involucra a más gente de la que pensábamos. La autora nos va dando pequeñas claves que consiguen hacer de la lectura un momento ágil y entretenido para casi cualquiera. La estructura, además, en capítulos cortos, ayuda a ello.
Una novela que no decepcionará a los seguidores de esta saga, de hecho a mi me ha parecido de las mejores si pienso en las últimas. Incluso Erika me resulta más simpática, nunca llegamos a congeniar.
Y vosotros, ¿qué sagas seguís?
Gracias
PD. El book tráiler