Los motores de la bolsa estadounidense rugen como si fueran los de un Ferrari. Su indicador más mediático, el Dow Jones de Industriales, acaba de superar los 14.200 puntos y duerme en máximos históricos. La crisis más dura desde la Gran Depresión es ya historia, al menos para la bolsa americana, que ha enterrado en el diván sus miedos extremos y vuela hace territorio inexplorado con la complicidad impagable de la Reserva Federal.
Pocos dudan que han sido los hombres de Bernanke quienes han dado la vuelta a la tortilla. No hay mal lo suficientemente grave que no se cure con intensos manguerazos de liquidez, ni resistencia que no se pueda romper con promesas de amor eterno. El optimismo ha roto las costuras de los más agoreros. Art Hogan, analista de Lazard Capital Markets y uno de los "perros viejos" en Wall Street, resume así la situación. "La buena noticia es que el mercado ha alcanzado un nuevo máximo y en realidad estamos en mejor situación que cuando tocamos este mismo nivel en octubre de 2007", apunta.
Razonable o no, esta forma de pensar es la que ayer se llevó en volandas al Dow Jones. Por extraño que parezca, pocos operadores recordaron el secuestro fiscal del viernes, ese duro ajuste del gasto que se llevará por delante 750.000 empleos y al que Obama tanto se ha opuesto. "Todo psicología", resume Ted Weisberg, operador de Seaport Securities. A su modo de ver, "refleja el hecho de que la confianza los inversores ha venido mejorando desde diciembre".
Weisberg es sincero cuando reconoce que es bastante complicado reconocer a ciencia cierta cuál es el catalizador que nos ha llevado hasta aquí. "Ciertamente, la política monetaria de la FED tiene que ver con ello", reconoce, pero también tienen mucha culpa los beneficios empresariales, la otra incógnita de la ecuación que a menudo no se menciona. Y reconoce que hay peligros en el horizonte. "La zona euro sigue luchando, EEUU continúa teniendo problemas con el crecimiento. Hay un montón de razones para ser cautelosos, e incluso negativos", apostilla este analista.
Los analistas alineados en el pelotón de los optimistas esgrimen sus razones a los cuatro vientos. Una de las más citadas es el efecto 'ganga'. Hay valor a precios razonable. Tienen sus motivos. En octubre de 2007, el Dow Jones estaba cotizando a 17 veces beneficios. Ahora lo hace a 14 veces. La lectura está clara. Las acciones del mercado estadounidense están baratas.
Si esto es así, como explica David Kelly, estratega jefe de mercados de JP Morgan AM, es por una razón aparentemente sencilla. "Las cosas que podrían haber ido mal en Europa, el estallido del precipicio fiscal en EEUU o los temores a un aterrizaje brusco de China han creado una disparidad extrema entre acciones, bonos y efectivo". O dicho de otra forma. Las acciones están a un valor razonable pero "muy barato en relación con los bonos y el efectivo, que es muy caro", remacha Kelly. Y dado que esos riesgo han disminuido, el dinero que han inyectado los bancos centrales "se va hacia las acciones porque no tiene otro sitio hacia donde ir". Por eso el Dow Jones ha pulverizado nuevos máximos.
Para el inversor medio, apunta Ryan Detrick, de Schaeffer Investment, "esto podría significar que la situación se ha dado la vuelta aún cuando hemos visto muchas situaciones negativas como el precipicio fiscal". Por eso, recalca, "si usted cree que la bolsa es un buen indicador adelantado de la economía, la de Estados Unidos estará muy fuerte durante los próximos seis o nueve meses". Y ojo porque este experto avanza que los fondos de pensiones todavía están poco invertidos en bolsa. Ahora falta que acompañe el otro indicador estrella de Wall Street, el S&P 500, al que este analista pone como meta los 1.650 puntos para final de año.
Con todo, tampoco se puede esperar un camino de rosas de aquí en adelante. Art Hogan reconoce que los inversores se pueden tomar un respiro. Con el Dow Jones subiendo este año alrededor del 9%, este experto considera normal que se puedan ver movimientos laterales o incluso ligeras bajadas. Además, están las elecciones italianas, las eternas preocupaciones por Europa y el secuestro fiscal. Pero Hogan reconoce que una retirada podría ser "saludable y de corta duración". Su razonamiento es simple. "Hay mucho dinero aparcado y a la espera de entrar en el mercado pero los inversores sienten que después de una subida como esta necesitan hacer una pausa para ir más hacia delante".
Desde el punto de vista técnico, el analista de Finanzas.com Josep Codina apunta que los niveles de máximos, por encima de los 14.150 puntos, nos marcan la continuidad del avance. Si logra romper definitivamente estos niveles el avance puede extenderse hasta los 14.400 puntos y mantener la estructura de avances a medio plazo. Más allá, las proyecciones siguen hasta los 14.800-15.000 puntos como siguiente referencia. - Finanzas.
Análisis de los mercados financieros BVL y NYSE