Dividir el mundo entre "derechas e izquierdas es antiguo y está sobrepasado por la Historia. Incluso dividirlo entre demócratas y totalitarios, aunque sea mas real y justo, también es poco riguroso. Lo mejor y mas acertado es dividirlo entre los que quieren cambiar el mundo para mejorarlo y los que quieren que todo siga igual de sucio porque a ellos les va bien o porque han sido lobotomizados y convertidos en esclavos por los actuales partidos políticos.
Apoyar al PP equivale a aliarse con una banda de mentirosos que han incumplido todas sus promesas electorales, gente injusta que han preferido recortar servicios, bajar sueldos y subir impuestos antes que adelgazar el Estado monstruoso que los políticos han construido para colocar en él a cientos de miles de parásitos inútiles sin otro mérito que tener en el bolsillo un carné de partido. El PP es el partido de Bárcenas, del caso Gürtel, de los sobres de dinero recibidos por sus dirigentes como sobresueldos, en blanco y quizás también en negro, aunque esto último está siendo todavía investigado. El PP es el partido que ha bendecido la gran estafa de las participaciones preferentes, un robo perpetrado a cientos de miles de españoles, sin que ninguno de los ladrones haya pisado la cárcel o devuelto el dinero. Los populares tienen en su haber no haber perseguido a los corruptos, como prometieron, y no haber metido en la cárcel a los cientos de políticos y sindicalistas que saquearon las cajas de ahorro. El PP miente con una facilidad pasmosa y convive con la corrupción y el abuso sin el menor trauma.
El PSOE es el partido de Zapatero, el culpable principal del actual desastre económico de España, un partido experto en generar desempleo y ruina. Es el partido de los EREs en Andalucía, donde mas de mil millones de euros destinados a ayudar a los desempleados fueron robados y se lo repartieron militantes socialistas y amigos del partido. El PSOE es el partido que votó siempre en contra de suprimir los desahucios o de suprimir la financiación con dinero público de los partidos, sindicatos y patronales. Con Felipe González abrieron de par en par las puertas de España a la corrupción, el amiguismo, el clientelismo, el nepotismo y el uso partidista y muchas veces delictivo de un dinero público que según ellos "no es de nadie". Bajo su mandato se hicieron en España todo tipo de burradas y corrupciones: cobro de comisiones, urbanismo corrupto, venta de subvenciones y contratos públicos, trampas en las oposiciones y la creación de centenares de instituciones, observatorios y empresas públicas sin otro fin que burlar los controles al endeudamiento y colocar a los familiares y amigos del poder.
Izquierda Unida y el nacionalismo, sobre todo el catalán, representan los focos de corrupción mas burdos, descarados y peligrosos. La avidez de dinero de comunistas y nacionalistas bate todos los records y les empuja a aliarse con las derechas, con las izquierdas o con cualquiera que les permita, a cambio de sus votos, privilegios y dinero sin control. Apoyar a este tipo de gente, entre los que abundan los enemigos de la patria camuflados y donde la democracia es un concepto que se ignora y se desprecia, significa apostar seguro a la pronta liquidación de España como nación de hombres y mujeres libres, unidos en torno a proyectos y suelos comunes.
Lo mejor, visto el panorama de los partidos, tan corrompidos y con tantas causas judiciales abiertas que si no fueran tan poderosos y si existiera una verdadera Justicia ya habrían sido precintados por ser peligrosas asociaciones de malhechores, es olvidarse de esas bandas y apoyar con toda la intensidad posible la causa de la regeneración, un proyecto que pasa, ineludiblemente, por negarle el voto a los corruptos, por expulsarles del poder y instaurar una verdadera democracia en España, basada en el respeto al ciudadano y a la ley, en el establecimiento de controles al poder y en el implacable castigo a los delincuentes y canallas que se han atrincherado en el Estado, convirtiéndolo en una pocilga inmunda.