Los directores catalanes Xesc Cabot y Pep Garrido estrenan 'Sin Techo', largometraje protagonizado por Enric Molina, actor que vivió durante cinco años a la intemperie y que ahora revisita aquellos días para lograr una interpretación memorable. Artículo de juan losa@jotalosa, Público, 11 dediciembre de 2019 El mundo desde abajo. A ras de suelo. Un viaje al centro del miedo y la locura. Todo eso es Sin Techo, largometraje dirigido por Xesc Cabot y Pep Garrido que pone el foco en los que lo perdieron todo y nos ven pasar desde los márgenes. Sin idealizar, sin romantizar al indigente, tan sólo haciendo visible lo invisible, deteniendo el trasiego cotidiano ante una realidad y una experiencia –a veces monstruosa– que dejó de existir para muchos a fuerza de girar la cabeza.Sin Techo nos habla del periplo de Joan, persona sin hogar que emprende un viaje incierto que le llevará a romper con su día a día. Una rutina que, tal y como apunta Garrido, es sólo aparente, pues “a poco que profundizamos, vamos descubriendo un mundo de vínculos con el pasado, con gente que estuvo ahí, y también con una biografía marcada por la mala suerte”.Y quién mejor para encarnar una realidad dura como pocas que aquellos que la han vivido. Eso debieron pensar los responsables de este proyecto cuando, en colaboración con la oenegé Arrels Fundació, comenzaron a reclutar para su proyecto intérpretes que en algún momento de sus vidas habían sufrido la experiencia de vivir a la intemperie. “Nuestra idea inicial era trabajar en clave neorrealista pero en cuanto empezamos con los ensayos, vimos que se iba construyendo un lugar fronterizo entre la ficción y la realidad, y nos rompieron todos los esquemas”, apunta Garrido.Fue surgiendo así otro relato. Uno que iba más allá de la mirada clavada en lo que acontece, que se escapaba del desamparo y rondaba mundos inaccesibles a través del realismo. Ya saben; en ocasiones la ficción es el único modo de acotar una realidad que se antoja demasiado dura: “Nosotros partíamos de una suerte de no-ficción y ellos nos hablaban de terror, de pesadillas y de infiernos, vimos que el realismo aguantaba mal lo que estaba surgiendo y la peli cambió”.Y de qué manera. Con un elenco formado por actores profesionales –Laia Manzanares, Teresa Vallicrosa, Josep Maria Blanco y Christian Márquez– y no profesionales como Jesús, Juan Carlos, Juan Verdón, Àngels o Inma, se fue fraguando una película que, en palabras de Garrido, rehúye la “pornografía melodramática” sin por ello prescindir de los sentimientos. O lo que es lo mismo; logra poner la emoción en el centro sin caer en la compasión, el paternalismo o la lágrima fácil. Se trataba, a fin de cuentas, de poner al servicio del arte una experiencia única contada por los que habitaron ese infierno.Enric Molina, el protagonista de Sin Techo, estuvo ahí. Deambuló sin rumbo durante cinco años y se encomendó a ese pasado reciente para defender una interpretación que no deja indiferentes. "Espero haber conseguido poner mi granito de arena y que la gente reflexione sobre este problema", confiesa con humildad Enric al otro lado del teléfono. Un problema que no tendrá solución mientras haya quien piense que la indigencia es un modo de vida, o peor, una decisión libre: "Es un discurso con el que tenemos que acabar, todavía muchos creen que la gente que vive en la calle lo hace por pasotismo o porque prefieren vivir en libertad, como si eligiéramos vivir en un cajero, nadie quiere eso", apunta Enric.No siempre es fácil volver el pasado. Mucho menos cuando lo que nos espera es de todo menos acogedor. Un ejercicio al que Molina se enfrentó revisitando días y noches que creyó haber enterrado: "Tuve que rebobinar, intentar sentir lo que en su día viví cuando estaba en las calles, cuáles eran mis sentimientos, sólo así podría reflejarlo en la actuación". Objetivo cumplido.
Los directores catalanes Xesc Cabot y Pep Garrido estrenan 'Sin Techo', largometraje protagonizado por Enric Molina, actor que vivió durante cinco años a la intemperie y que ahora revisita aquellos días para lograr una interpretación memorable. Artículo de juan losa@jotalosa, Público, 11 dediciembre de 2019 El mundo desde abajo. A ras de suelo. Un viaje al centro del miedo y la locura. Todo eso es Sin Techo, largometraje dirigido por Xesc Cabot y Pep Garrido que pone el foco en los que lo perdieron todo y nos ven pasar desde los márgenes. Sin idealizar, sin romantizar al indigente, tan sólo haciendo visible lo invisible, deteniendo el trasiego cotidiano ante una realidad y una experiencia –a veces monstruosa– que dejó de existir para muchos a fuerza de girar la cabeza.Sin Techo nos habla del periplo de Joan, persona sin hogar que emprende un viaje incierto que le llevará a romper con su día a día. Una rutina que, tal y como apunta Garrido, es sólo aparente, pues “a poco que profundizamos, vamos descubriendo un mundo de vínculos con el pasado, con gente que estuvo ahí, y también con una biografía marcada por la mala suerte”.Y quién mejor para encarnar una realidad dura como pocas que aquellos que la han vivido. Eso debieron pensar los responsables de este proyecto cuando, en colaboración con la oenegé Arrels Fundació, comenzaron a reclutar para su proyecto intérpretes que en algún momento de sus vidas habían sufrido la experiencia de vivir a la intemperie. “Nuestra idea inicial era trabajar en clave neorrealista pero en cuanto empezamos con los ensayos, vimos que se iba construyendo un lugar fronterizo entre la ficción y la realidad, y nos rompieron todos los esquemas”, apunta Garrido.Fue surgiendo así otro relato. Uno que iba más allá de la mirada clavada en lo que acontece, que se escapaba del desamparo y rondaba mundos inaccesibles a través del realismo. Ya saben; en ocasiones la ficción es el único modo de acotar una realidad que se antoja demasiado dura: “Nosotros partíamos de una suerte de no-ficción y ellos nos hablaban de terror, de pesadillas y de infiernos, vimos que el realismo aguantaba mal lo que estaba surgiendo y la peli cambió”.Y de qué manera. Con un elenco formado por actores profesionales –Laia Manzanares, Teresa Vallicrosa, Josep Maria Blanco y Christian Márquez– y no profesionales como Jesús, Juan Carlos, Juan Verdón, Àngels o Inma, se fue fraguando una película que, en palabras de Garrido, rehúye la “pornografía melodramática” sin por ello prescindir de los sentimientos. O lo que es lo mismo; logra poner la emoción en el centro sin caer en la compasión, el paternalismo o la lágrima fácil. Se trataba, a fin de cuentas, de poner al servicio del arte una experiencia única contada por los que habitaron ese infierno.Enric Molina, el protagonista de Sin Techo, estuvo ahí. Deambuló sin rumbo durante cinco años y se encomendó a ese pasado reciente para defender una interpretación que no deja indiferentes. "Espero haber conseguido poner mi granito de arena y que la gente reflexione sobre este problema", confiesa con humildad Enric al otro lado del teléfono. Un problema que no tendrá solución mientras haya quien piense que la indigencia es un modo de vida, o peor, una decisión libre: "Es un discurso con el que tenemos que acabar, todavía muchos creen que la gente que vive en la calle lo hace por pasotismo o porque prefieren vivir en libertad, como si eligiéramos vivir en un cajero, nadie quiere eso", apunta Enric.No siempre es fácil volver el pasado. Mucho menos cuando lo que nos espera es de todo menos acogedor. Un ejercicio al que Molina se enfrentó revisitando días y noches que creyó haber enterrado: "Tuve que rebobinar, intentar sentir lo que en su día viví cuando estaba en las calles, cuáles eran mis sentimientos, sólo así podría reflejarlo en la actuación". Objetivo cumplido.