El duelo: del dolor a la aceptación

Por Raquelcabalga @RaquelCabalga

Cuando hablamos de duelo solemos pensar en la muerte, en el dolor que causa la pérdida de un ser querido. No obstante, el duelo incluye todo tipo de pérdidas, además de la muerte: la ruptura de una relación de cualquier tipo, un despido, una mudanza, un aborto, la jubilación… La vida es cambio y el cambio puede producir dolor, sobretodo cuando no tenemos la energía, el conocimiento o el apoyo necesarios para enfrentarlo.

Existen muchas técnicas beneficiosas para superar el duelo (desde el Coaching, pasando por la Psicoterapia y los grupos de apoyo, siguiendo por cuidarse y rodearse de gente que nos quiere) aunque he aprendido que la mejor forma de superar el dolor es la de darse permiso para sentir, para dolerse, para recuperar la serenidad. Con frecuencia escuchamos decir que hay que ser positivo y, ciertamente, la actitud es esencial en cualquier circunstancia pero el duelo es una herida supurante que requiere reconocer lo que se siente, sin negación, para no permanecer en el regocijo de la pena, causando así más dolor.

Las fechas especiales y los recuerdos siempre permanecerán y por ello no existen normas escritas sobre cómo salir del duelo… Además, el dolor se toma un tiempo para aflorar de modo que también nosotros nos demoraremos un tiempo en darnos cuenta de que ya no necesitamos ese dolor, dando lugar así a la aceptación.

¿Qué hay que tener en cuenta durante el proceso de duelo?

  • Aunque no sea fácil exteriorizar todo lo que se siente es importante hacerlo para que las emociones no terminen creando daños sobre nuestro cuerpo: grita, llora, gime… Tu pérdida no es justa, por ello mereces darte permiso para expresarla.
  • El proceso de aflicción suele tener una duración de 1 año; por consiguiente, hay que darse este tiempo y sentir cuánto necesitemos liberar. Es necesario llegar al estadio en que podamos sentirnos seguros y preparados para dejar atrás el dolor.
  • El entorno no suele dejarnos estar tristes y, a veces, es mediante la tristeza que logramos salir del dolor. Y es que, nuestro cuerpo, nos dota de emociones y sentimientos precisamente para asegurar nuestra supervivencia.
  • ¿Qué trata de decirte tu dolor? Acallarlo con medicación no soluciona el sentimiento de pérdida, únicamente lo silencia. Así pues, es de gran utilidad escuchar su mensaje pues quizás nos estamos juzgando por no haber hecho suficiente o estemos usando el duelo como excusa para no seguir adelante con la vida.
  • Las afirmaciones positivas son muy útiles para reprogramar nuestra realidad, poco a poco. Por ejemplo: te amo y te perdono, yo estoy libre y tú estás libre.

¿Como saber si ha terminado el proceso de duelo?

Si pasado un año el sentimiento es de paz, el duelo habrá terminado (la cicatriz restará para siempre aunque, afortunadamente, ya habrá dejado de ser una herida que supura).

Por el contrario, si transcurrido este tiempo o varios años aún existe la sensación de encontrarse como en un pozo sin fondo, el duelo nos ha conducido a refugiarnos en la aflicción. Quizás haya llegado el momento de pedir ayuda a un terapeuta o de unirse a un grupo de apoyo para lograr sacar todas las emociones encarceladas durante mucho tiempo y así perdonarnos y perdonar.

El viaje más largo empieza con un paso.

(Lao Tse)