Lo bueno de los libros es que mientras los lees estás en una realidad paralela, a veces mejor, otras no tanto. El duelo y la fiesta pertenece a la segunda categoría. Madres desnaturalizadas, depresiones que se palpan en el ambiente, criadas y señoras. Poetas. Curas. Madres que abandonan a sus hijos por no poder ir al cine, maridos que venden la casa de su mujer sin que ella lo sepa, sentimientos de angustia, hijos castigados por no decir donde pasaron la tarde, adolescentes rebeldes, cosas que no se pueden expresar con palabras, la sin nombre llamando a la puerta y todo lo que se intuye de un final que no deja de ser interpretable.