El editor de libros (2016)

Publicado el 12 diciembre 2016 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
El cine y las letras


La historia que cuenta El editor de libros es interesante sobre el papel, de eso no cabe duda. Las relaciones que se entablan entre el editor Max Perkins y el escritor Thomas Wolfe deberían haber sido el desencadenante de una buena película. Sin embargo hay algo que se pierde en el camino, quizás muchas cosas. Michael Grandage, su realizador, es un hombre de teatro británico que ha dirigido montajes shakespearianos con actores de la altura de Joseph Fiennes, Derek Jacobi o Kenneth Branagh; en tiempos más recientes se ha aproximado a la ópera y ha producido Billy Budd o Las bodas de Figaro.


cuando la novela era el principal entretenimientoNo cabe duda de que Grandage posee una sensibilidad literaria, y de acuerdo con ella ha dado el salto al cine, y lo ha hecho por todo lo alto: con actores como Colin Firth, Jude Law o Nicole Kidman. La película se centra en una época, por desgracia ya pasada, en la cual la novela constituía no solo el principal entretenimiento, sino que además se erigía como el principal vehículo de narración de historias. Grandage no duda en presentar en voz en off largos párrafos de la obra literaria de Wolfe y se centra en los complejos mecanismos de la creación literaria. A pesar de todo el resultado dista de las ambiciones y El editor de libros no alcanza la entidad para plasmarlas debidamente; aunque sean precisamente las ínfulas las que hacen visible un filme que versa sobre algo mucho más elevado que lo que consigue transmitir

En el metraje hay literatura y hay pulso teatral, pero no llega a haber buen cine. Los personajes se dejan devorar por los lugares comunes y se diluyen en tormentos y desencuentros que nunca llegan a resultar convicentes. La misma ambientación, de gran pulcritud, no alcanza a conducirnos a una época, la de la Gran Depresión, que debería ser mucho más expresiva y contundente. El acartonamiento de la puesta en escena alcanza a los actores, que renuncian a profundizar en sus personajes y a ofrecer desvaídas interpretaciones que se derraman en el exceso y el histrionismo.
El editor de libros, en resumen, demuestra que una película necesita algo más que un buen punto de partida para llegar a ser interesante.
El editor de libros (Genius). Michael Grandage. Riverstone Pictures / Michael Grandage Company / Desert Wolf Productions. (EEUU, 2016).
Alberto Ávila Salazar