El editor de libros: sobre la inmortalidad y la literatura

Publicado el 30 noviembre 2016 por Maresssss @cineyear

Voy a hacer una confesión: me encanta la literatura, y adoro los libros de varios escritores yanquis de la primera mitad del siglo XX, muchos de ellos englobados en la que se denominó como la 'Generación perdida'. El editor de libros trata sobre la historia real de Max Perkins, quien fue editor de Francis Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway o Thomas Wolfe entre otros. Aun así, no penséis que voy a ser un opinador benevolente: la película tiene una parte histórica interesante, más si te llama mínimamente la literatura moderna, pero también algunas sombras si nos centramos en las cuestiones cinematográficas.

La trama de El editor de libros se centra principalmente en la relación que existió entre Max Perkins ( Colin Firth) y Thomas Wolfe ( Jude Law), y cómo el primero se convirtió no solo en la persona que creyó en la obra del genial escritor cuando era un completo desconocido sino también en la amistad que se forjó entre ambos más allá del terreno profesional a lo largo de los años.

Ahora bien, si nos olvidamos de que estamos viendo la historia de cómo Wolfe llegó a ser uno de los grandes escritores de su generación y nos centramos en el propio argumento, ¿qué encontramos? En primer lugar, una película que estéticamente cumple trasladándonos a esos últimos años veinte en Nueva York, aunque sin ahondar en ningún otro aspecto histórico más allá de la relación entre los protagonistas; además tenemos a dos grandes actores como son Colin Firth y Jude Law, quienes solventan unos personajes un tanto planos gracias a sus tablas interpretativas, además de estar bien respaldados por unos secundarios como Guy Pierce y Nicole Kidman.

En definitiva, El editor de libros es una película cuyo tema principal más allá de la propia historia real, es la amistad entre dos personas de naturaleza bien distinta, quienes crean un vínculo irrompible gracias a su pasión por las palabras. Por ello, interesará especialmente a los amantes de la literatura, aunque si El gran Gatsby no está entre tus libros de cabecera y siempre te aburriste con Hemingway, podrás disfrutar igualmente de una película que dista de ser una gran obra, pero que si es una película ligera y entretenida.