Déjenme que les diga una cosa, durante las últimas décadas se ha venido produciendo un aumento de la temperatura del planeta, y aunque en el mar este incremento de la temperatura se ha ralentizado en relación al calentamiento global de nuestro Planeta Tierra, el hábitat y los ecosistemas oceánicos son más sensibles a los cambios climáticos que en tierra firme. El aumento de la población es el principal problema medioambiental al que nos enfrentamos ya que, aparte del agotamiento de los recursos que esto genera, las actividades antrópicas producen un aumento de los niveles de gases de efecto invernadero (CO2), es este un efecto uniforme, y que funciona como un todo en el medio, cuyas consecuencias son impredecibles en cualquier lugar del mundo.
Esto es claramente visible también a nivel local, así en las Islas Canarias el aumento de la temperatura superficial del océano ha ocasionado el desplazamiento a aguas más frías de especies pesqueras tradicionales en estas aguas, como la sardina -Sardina pilchardus-, su nicho ecológico puede ser sustituido por otra especie de sardina -Sardinella aurita-, más adaptada a aguas cálidas.
Como podemos ver, esto solo es una muestra, la realidad medioambiental del planeta es muy frágil, por ello debemos evitar todo tipo de actitudes irrespetuosas con el entorno natural.
Esto también tiene sus consecuencias en nuestra cocina, pretendemos incorporar a nuestro hogar una gastronomía sostenible, utilizando productos kilómetro cero, alimentos locales y sostenibles, así se evitan transportes innecesarios de productos alimentarios y por ende consumos de combustibles fósiles.
La Sardina pilchardus es un pescado de mayor calidad, y con menos espinas que la Sardinella aurita, esta es una especie de mayor tamaño y menos sabrosa que la anterior, y por esto más adecuada para cocinarla guisada en platos más elaborados, pero condimentada y con las verduras adecuadas podemos preparar un buen y exquisito plato.
Sería un doble error recurrir a importar la Sardina pilchardus de otras zonas geográficas más lejanas, ya que el consumo energético requerido para ello, contribuiría nuevamente seguir aumentando las emisiones de CO2 y los niveles de gases de efecto invernadero.