Según el cronograma de IMDb, el desembarco tendrá lugar el 20 del mes próximo. Lo más probable es que el film adopte el título internacional, El ministro, y no la traducción literal, El ejercicio del Estado.
Será una pena si esto sucede pues la primera opción remite al aspecto anecdótico del guión elaborado por Schöller. En cambio la segunda, además de respetar la elección original, anuncia mejor la intención de reflexionar sobre la gestión pública más allá del desempeño de un funcionario.
Uno de los grandes aciertos de esta coproducción franco-belga consiste en evitar el retrato personalista del poder, y en mostrar que el “ejercicio del Estado” compromete no sólo a los políticos y sus asesores, sino también a los empresarios: por ejemplo, a aquéllos al frente de los medios de comunicación y aquéllos embarcados en alguna iniciativa privatizadora.
En este sentido, Schöller da un pasito más que George Clooney con The Ides of March o Secretos de Estado (ojo con la posible confusión de títulos). El actor norteamericano devenido en director ambienta su aproximación a la clase política en plena campaña electoral, es decir en la instancia previa al ejercicio de la gestión pública. Su cámara privilegia entonces la elaboración del discurso (y la conducta) proselitista(s), y por lo tanto el vínculo con el poder mediático (en cambio brilla por su ausencia el sector empresarial).
La sola mención de Olivier Gourmet alcanza para que los amantes del cine francófono esperen con ansias el estreno de L’exercice de l’Etat. Seguro las expectaticas aumentarán cuando sepan que la película de Schöller ofrece mucho más que el magnífico trabajo del actor fetiche de los hermanos Dardenne.
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PD. Aquí, la reseña que Espectadores le dedicó al largometraje en pleno Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.