En 1923, una mujer daba una Conferencia en la Universidad Central de Madrid. Su título: El divorcio como una medida higiénica. Era la escritora Mercedes Pinto, que causó tal escándalo con su ponencia que terminó por verse obligada a exiliarse. Un libro suyo, Él, estaba a punto de ver la luz, incubado en una imprenta madrileña pero tuvo, finalmente, que nacer en Uruguay. Es una obra corta pero arrolladora, en la que, con toda crudeza, Pinto relata el maltrato físico y psicológico a la que somete el marido, que padece una enfermedad mental, a la protagonista. Es un texto autobiográfico, en el que la escritora denuncia cómo nadie la creyó, cómo él supo conquistarse a su familia, a sus amigos, a todo su entorno. Para evitar que vuelvan a dudar de ella, Mercedes Pinto introduce en el libro los testimonios de varios médicos y juristas que certifican que los síntomas que en la novela se explican corresponden a un trastorno mental grave.
Y si en Él Mercedes Pinto cuenta de forma arrolladora su sufrimiento, en Ella, publicada una década después también fuera de España, se detiene en los olores y colores de la felicidad de su infancia en Tenerife y busca una pausada respuesta a cómo una niña rebelde y curiosa pudo terminar por sentirse tan pequeña, en manos de su maltratador. En Ella hay felicidad y también una oscuridad que parece esperar al final del camino y Pinto va dejando algunas pistas sobre el porqué del matrimonio que tanto dolor le acarreó.
Él y Ella son dos joyas que tengo la sensación que pronto serán difíciles de conseguir, después del impulso que el Gobierno de Canarias dio a la figura de Mercedes Pinto y a su obra al escogerla como protagonista del Día de las Letras Canarias en 2009. Así que si encuentran en alguna librería o a través de la Red estos libros no duden en hacerse con ellos. Y no tengan miedo, el lenguaje de Pinto es moderno, aunque nos separe ya de estos dos libros casi un siglo y, por desgracia, el sufrimiento que destilan sus páginas es también actual.