Piernas cansadas e hinchadas, sensación de pesadez, fatiga, agotamiento, y en verano mucho calor. Todas estas sensaciones, que la embarazada tiene ya asumidas como propias de su estado, desaparecen en cuanto se entra en el agua. Playa o piscina no importa, la sensación de pesadez se evapora y nos sentimos ligeras y ágiles, solo por eso vale la pena.
El contacto con el agua es uno de los más agradables cuando se está embarazada, especialmente a partir del segundo trimestre, cuando la barriga empieza a destacar y la ligereza en los movimientos empieza a disminuir.
En el agua el cuerpo no pesa y podemos caminar y movernos mucho mejor, por eso es el mejor medio para hacer ejercicio. No hay que olvidar que es preciso realizar algún tipo de actividad física cuando se está en estado con el fin de que el cuerpo de la mujer se encuentre en la mejor forma posible para afrontar los cambios que se le vienen encima.
Además de la natación existen muchos tipos de ejercicios para hacer en el agua
Los ejercicios acuáticos no tienen por qué referirse únicamente a la natación, aunque este es uno de los más comunes. Si la mujer es una nadadora habitual no tendrá problemas los primeros meses en seguir sus rutinas, aunque deberá procurar no forzar en exceso y parar siempre que lo necesite, según avancen los meses tendrá que bajar el nivel en función de lo que le pida el cuerpo. En el caso de iniciarse en la natación lo mejor será que lo haga con ayuda de un monitor que le enseñará a nadar y respirar correctamente.
Además de la natación, otro deporte muy agradecido es el aqua gym específico para embarazadas. Se practica en las piscinas de entrenamiento con la dirección de un monitor experto. Las futuras mamás realizan una serie de ejercicios pensados para fortalecer el suelo pélvico, mejorar la circulación de la sangre y mantener una buena forma física evitando el sobrepeso. En estas clases además se conoce a otras embarazadas con las que compartir experiencias. Por otro lado la mujer puede acudir por su cuenta a la piscina y realizar ejercicios tan sencillos como puede ser andar o pedalear.
En el agua, además de ejercicios, se pueden hacer actividades relajantes
El verano ofrece una gran oportunidad para las embarazadas, tienen la posibilidad de acudir a playas y piscinas y disfrutar del placer de moverse en el agua, bien sea caminando o simplemente flotando y dejándose llevar por las olas. No todo tiene que ser ejercicio, el agua tiene un efecto relajante y después de estar un rato flotando la embarazada se sentirá mucho mejor y descansará más a gusto.
De todas formas hay que tener en cuenta una serie de precauciones cuando estamos en playas o piscinas. Es mejor tomar el baño a primeras horas del día o últimas de la tarde, el sol es menos peligroso en estos horarios y la mujer tiene menos posibilidades de sufrir un golpe de calor o deshidratarse. El bebé es susceptible a los cambios de temperatura y el calor excesivo de su madre puede ser perjudicial. Y si estamos en la playa habrá que olvidarse de adentrarse en el mar y quedarse en una zona donde se haga pie para evitar accidentes.