Una punzante mirada a la vida cotidiana que muchas veces deja de ser vida y pasa a ser una simple sucesión de rutinas; una vida deshumanizada, donde las personas dejan de ser personas y se convierten en un objeto más, en una simple pieza del gran engranaje del mundo; una pieza sin sentimientos, despersonalizada, sin alma.
No tengo tiempo para enrollarme (de momento os libráis, aunque no descartéis un análisis más profundo en cualquier momento en Cine y Trabajo), así que sin más os dejo aquí el cortometraje y un making of del mismo.