El caso de 'El Libro de la Selva' es de estos últimos. La lectura del original de Kipling y la visión posterior del film animado no pueden ser, por fortuna, más diferentes. Y decimos que por fortuna porque de no haber sido así nos hubiésemos perdido la que es sin duda una de las obras maestras del cine de animación.
Después de que ambos discutiesen por el tono del film, Bill Peet fue apartado del proyecto y Disney tomó las riendas del mismo. Lo que quería era un film divertido y alegre que atrajera al público pero sobretodo que tuviese unos personajes carismáticos.
Se eliminaron las partes más sórdidas del libro para darle al proyecto el aire alegre que se buscaba y en cuanto a los personajes, que obviamente ya estaban en el original de Kipling, Disney se quedó sólo con algunos, transformando la personalidad de muchos de ellos a su conveniencia (el cambio más significativo fue el de Baloo, que pasó de ser un oso viejo y sabio a un vitalista bonachón y marchoso).
Eso se consiguió gracias al tremendo talento de los animadores que trabajaban en la compañía en ese momento, algunos de ellos integrantes de los legendarios 'Nine Old Men' (Eric Larson, Les Clark, Ward Kimball, Ollie Johnston, Frank Thomas, Wolfgang Reitherman, Marc Davis, John Lounsbery y Milt Kahl), considerados como los padres de la animación moderna.
Bajo la batuta de Wolfgang Reitherman, fue Milt Kahn, considerado por muchos como el mejor animador que tuvo jamás Disney en plantilla, el que se encargó de crear el aspecto visual de cada personaje para posteriormente pasarlo al resto de animadores.
Otro gran acierto fue de la elección de los actores encargados de poner voz a todos y cada uno de los personajes. 'El Libro de la Selva' tiene uno de los casts más perfectos que existen en una película de animación, ejemplo de simbiosis y retroalimentación perfecta entre actor y dibujo. En algunos casos se utilizaron rasgos físicos del actor para definir el aspecto visual del personajes (el mentón prominente del tigre Shere Khan es claramente el de George Sanders). En otros se adaptó el dibujo totalmente a la forma de ser del intérprete, siendo los dos casos más evidentes los de Baloo, un personaje al que los animadores no acababan de encontrarle el tono adecuado hasta que Phil Harris empezó a recitar los diálogos tal y como él mismo los hubiese dicho en su vida normal, dotando al personaje de ese espíritu tan particular y reconocible; o el del Rey Louie, en el que es imposible no reconocer a Louie Prima bajo sus movimientos.
Y si en versión original decimos que las voces son perfectas lo mismo podemos decir de su versión doblada. El característico doblaje realizado en México que traían cada una de las películas animadas que se estrenaban entre nosotros era generalmente excelente, gracias a la labor de Edmundo Santos, destacado director y actor de doblaje mexicano y responsable de las adaptaciones y posterior doblaje de las películas de Disney y que en 'El Libro de la Selva' consiguió también uno de sus mejores trabajos.
Además de unas voces muy similares a los originales consiguió que la versión castellana tuviese la misma personalidad que la VO (en algunos momentos es incluso superior) introduciendo cambios significativos pero muy acertados. En VO, los buitres que ayudaban en la parte final del film a Mowgli tenian el aspecto de los Beatles (en un principio iban a ser los encargados de ponerles voz) y sus acentos eran de Liverpool pero en la versión dirigida por Edmundo Santos los cuatro buitres británicos se transformaron en un buitre argentino, otro con el acento mexicano más acentuado, un tercero con una peculiar forma de hablar más propia de los barrios bajos que de la selva y el último y seguramente el más recordado, un buitre andaluz gracias al inolvidable trabajo de Florencio Castelló, actor sevillano emigrado a México que se hizo muy popular doblando al gato Jinxs de 'Pixie & Dixie'.
El toque final y otra de las claves del éxito de 'El Libro de la Selva' fueron su música y sus canciones. Compuestas por los hermanos Robert B. Sherman y Richard M. Sherman consiguieron algo que parece muy sencillo pero que es uno de los principales problemas del cine musical, que las canciones no detuvieran la acción del film sino que la hicieran avanzar.
Cuando pensamos en las canciones de 'El Libro de la Selva' a todos nos viene a la mente 'The Bare Necessities' o 'Busca lo más vital' en su versión en castellano pero curiosamente fue la única que no escribieron los hermanos Sherman. Su autor fue Terry Gilkynson, el primer compositor al que se le encargó el trabajo pero sus temas fueron desestimados por no ser suficientemente divertidos. Disney quería eliminar todas las canciones de Gilkynson pero el resto del equipo le hizo ver que 'The Bare Necessities' tenía que estar en la película, a lo que finalmente accedió. La canción se convirtió en un gran éxito y en el emblema del film e incluso estuvo nominada al Oscar a la mejor canción.
Cuando se estrenó el film fue todo un éxito pero pocos saben que el proyecto estuvo a punto de desmoronarse cuando estaba prácticamente terminado debido a la muerte de Walt Disney. La mayor parte de los animadores creyeron que con la muerte de Disney terminaba también su manera de hacer películas animadas. Nada más lejos de la realidad puesto que sucedió todo lo contrario. Con su muerte, esa manera de hacer cine arraigó todavía más todavía en el trabajo de todos sus colaboradores y en todos los largometrajes posteriores uno puede reconocer fácilmente el sello personal de Disney.
'El Libro de la Selva' fue la última película supervisada personalmente por Walt Disney y centrándonos únicamente en las películas que produjo mientras vivió podemos considerarla el final perfecto a su carrera ya que condensa todos los valores por los que Disney era conocido. Si hay una película con verdadero encanto dentro del universo Disney esa es sin duda 'El Libro de la Selva'. Probablemente, y analizando únicamente los aspectos técnicos, no sea de las películas más brillantes que han salido de sus estudios pero eso no es problema para una película que rebosa vitalidad por los cuatro costados.
¡Ahora criticas tú!