Revista Cultura y Ocio

El encuentro: calzoncillos de la suerte conoce a bragas favoritas.

Publicado el 19 julio 2012 por Molinos @molinos1282
EL ENCUENTRO: CALZONCILLOS DE LA SUERTE CONOCE A BRAGAS FAVORITAS.Él.
Era un miércoles que parecía viernes.
Era el día y la ocasión para sacar los calzoncillos de la suerte del cajón donde estaban guardados perfectamente doblados: primero los picos laterales y luego el de la huevera.
Sí, eran sus calzoncillos de la suerte. Eran perfectos. Había tenido otros en su vida, era lo bueno de los calzoncillos de la suerte, que por un extraño sortilegio cuando los actuales se desintegraban de tanto usarlos o los perdías en un hotel, unas vacaciones o cualquier otro sitio, enviaban su halo de “suerte” a otros y así siempre podías contar con tener unos calzoncillos de la suerte con los que enfrentarte a la vida.
Durante un tiempo, en su más tierna adolescencia soñó con tener algún día unos calzoncillos largos, con botones, camiseta y manga larga…de un rojo rojísimo como los que llevaba John Wayne en las pelis del oeste. Parecían chulos, parecían abrigados y sobre todo parecían capaces de soportar manchas de todo tipo sin parecer asquerosos…eran los calzoncillos más molones del mundo.
En cualquier caso, los que ostentaban ahora el título de calzoncillos de la suerte, eran tipo bóxer y negros y eran de su talla. Eran de algodón egipcio. Con esto había tenido muchos problemas. Sus otros calzoncillos, los de correr, los de ir a currar en un día normal, los de salir a dar una vuelta, eran de otros tejidos y por experiencia sabia que tenía que tener cuidado. El sudor escrotal es muy traicionero y había algunos tejidos que lo alentaban demasiado. Nada peor que encontrarse la entrepierna escurridiza en medio de una reunión de curro y saber que no era por emoción erótica sino por simple sudor de huevos combinado con una mala elección de tela.
Conocía perfectamente cuál era su talla, cómo tenían que quedarle y si le hacían buen culo...40 años de experiencia le contemplaban desde el espejo mientras se los ponía, tratando con mucho cuidado la goma, no quería darla de sí justo en un día como hoy. Todo tenía que ser perfecto. Estaba estupendo, mucho más que Nadal que seguro que llevaba calzoncillos con costura vertical en la línea interglutear…
Se vistió y salió para su cita más feliz que una perdiz con sus calzoncillos de la suerte.
Ella.
Era un miércoles que parecía viernes.
Habían quedado a tomar algo. Abrió el cajón y sacó sus braguitas favoritas. Tenía conjuntos de lencería, cosas más erótico festivas y más atrevidas, pero no había que pasarse. Mejor empezar por algo discreto, elegante y sobre todo que para ella fuera cómodo y de confianza. Si quemaba su mejor lencería en la primera cita, podía pasar que él creyera que toda su ropa interior era así y tuviera que invertir parte de su sueldo en comprar conjuntos para sus siguientes citas. Mejor optar por algo elegante, sencillo y de confianza: sus braguitas favoritas.
Eran cómodas, pegaban con su sujetador favorito, el elástico no le marcaba nada, no se movían de su sitio y eran de un tejido suave y sexy. Eran perfectas...la única pega es que de tanto usarlas en algún momento pasarían a la categoría de braguitas de estar en casa donde intentaría aguantarlas hasta el momento de pasar a la peor categoría, bragas de regla...pero para eso quedaba mucho todavía y no era el momento de pensar en la regla. Hoy no...Consultó el My days y vio que estaba salvo.
El y Ella.
¡Los calzoncillos de la suerte habían funcionado!- pensó él.
Menos mal que llevo mis bragas favoritas.- pensó ella
Ahí estaban, en el sofá, en esos preliminares que las primeras veces llevan tanto tiempo, molan tanto y hacen subir muchísimo la temperatura. Además de todo eso, esos preliminares provocan todo tipo de inquietudes ¿Si le quito la camisa pensará que voy demasiado deprisa? ¿Si tardo más pensará que voy demasiado despacio? ¿El sujetador será de los de abrocharse por delante o por detrás? ¿Qué tipo de calzoncillos llevará? Por favor que no sean amarillos desvaídos que me lleven a pensar que una “ultima gota” gigante de pis se había extendido por el tejido. Y que no lleven estampados rarunos...ni sean de panguero acalpuqueño. Por favor...con lo bien que besa que lleve algo discreto y que le haga buen culo.
Él no pensaba mucho en la ropa interior de ella. Tenía interiorizado el gen de “por dios que no sea color carne ni se parezca a las bragas de mi madre” pero confiaba en que ella llevara algo bonito, suave y no excesivamente complicado de quitar…con este ritmo de excitación no iba a tener tiempo de entretenerse ni en mirar ni en toquetear...si acaso después.
Fuera la camisa, fuera el vestido…fuera los pantalones. Ella contuvo la respiración… ¿qué habría debajo? Por un momento temió un momento comando...que no llevara nada debajo de los pantalones...o peor...que llevara unos calzoncillos de Dora la Exploradora...o unos enormes y colgones…si era así, rezó para que fuera tan habilidoso como para quitárselo todo a la vez…
..Pero no…había unos perfectos bóxers negros...sin botones ni aberturas rarunas por donde pudiera quedar enganchada o medio salida en una especie de quiero y no puedo que arruinaría el momento. Gracias a dios todo estaba donde tenía que estar...no apuntaba al cielo...alli estaba en todo su esplendor, perfectamente ubicada pugnando por salir…hacia el lugar adecuado.
Era el turno de ella, manejó con mimo el elástico de los calzoncillos de la suerte y se deshizo de las braguitas favoritas….
Poco después….
Calzoncillos de la suerte sonreía pensando…”todavía hay clases, para hacer deporte no sirvo...pero soy un crack”.
Braguitas favoritas pensaba…voy a seguir siendo la favorita durante mucho tiempo…me queda recorrido hasta llegar a ser bragas de regla...
Él pensó...cuando me levante para mear...me siento...paso de que se me caiga la última gota en la tapa y ella piense que soy un guarro y me da vergüenza que escuche el chorro.
Ella pensó...a ver si se levanta al baño y le veo bien el.
Y colorín colorado…este post escrito en parte con algunas de las aportaciones en los comments se ha terminado.
Paul ilustra este post porque hace bonito y porque seguro que en esa foto llevaba sus calzoncillos de la suerte.

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