En 1992 el fútbol era realmente muy distinto a cómo lo consumimos hoy en día. Bueno, no. El juego seguía su camino cíclico, lo que difería era la forma de organizar las competiciones (entre otras cosas).
Por aquel entonces 'importaban' los campeones en Europa y Sudamérica en busca de, en un mundo con distancias aún larguísimas tanto físicas como informativas, debatir cuál era el mejor equipo del mundo. Y en aquel diciembre de 1992 un equipo dirigido por Johan Cruyff y otro por Tele Santana brindaron una fantástica final de Copa Intercontinental que se llevaron los brasileños con un doblete de Raí.
Pep Guardiola jugó aquella final siendo un joven canterano totalmente asentado ya en el primer equipo y empapado de la visión del fútbol de su por aquel entonces entrenador. Fernando Diniz tuvo una carrera más discreta como jugador que la del catalán y, quizás, mucho menos publicitada en el tiempo como técnico. Pero a ambos les unen ser alumnos aventajados en los planes que proponían Cruyff y Santana en su momento. Como os decía al principio, el juego es cíclico.
Por todo esto la final del Mundial de Clubes (un torneo que poco recuerda a aquellas Intercontinentales salvo cuando juegan la final el equipo UEFA ante el equipo CONMEBOL pero que regala ocasionalmente capítulos deliciosos con campeones de otras confederaciones) en Jeddah en este 2023 tenía un atractivo en la previa sobre ver al máximo exponente del juego posicional en Europa ante el que está trayendo a la primera línea informativa el juego funcional o relacionista (con permiso del Real Madrid de Ancelotti). Aparentemente polos opuestos pero unidos por la importancia de la interpretación de los espacios, resumiendo rápido y mal, unos desde su fijación y otros desde ser superior numéricamente en ellos.
La final, para quienes vemos el fútbol de esta forma ya tan enfermiza, era realmente atractiva. Un partido que había que ver.
El resultado, un sonoro 4-0 para el Manchester City, y que a penas transcurrieran 40" de partido hasta que Julián Álvarez emuló a Messi marcando con el pecho, pueden cubrir algunas cosas que en el partido pasaron. La primera, que creo que todos celebramos, fue la fidelidad de ambos equipos a sus ideas, a lo que les habían llevado a ganar la Champions y la Libertadores. Obvio que brilló más el plan de los ingleses, pero a pesar del poco volumen de ocasiones de los brasileños, estos conseguían con paciencia superar las presiones orientadas hacia las esquinas de su rival: rotar futbolistas sobre los espacios hasta encontrar al jugador libre de marca para progresar, buscar el lado débil cuando la defensa citizen replegaba, las asociaciones en espacios reducidos para presentar al atacante encarado a puerta... No podemos decir que Fluminense no pusiera todo de su parte, pero no fue suficiente en cuanto a que no pudo sumar a su juego recuperaciones lejos de su portería: esfuerzos largos para armar sus ataques.
Por contra el City sí que supo forzar esas situaciones en campo rival. Tal fue la eficacia, sobre todo en los primeros 30', que arrinconó a Marcelo obligándolo a despejar a una zona que el City controlaba y de ahí se gestó el 1-0 cuando, como escribí al principio, ni un minuto de juego llevábamos. Recuperando el balón en bastantes ocasiones en el campo del Flu y siendo agresivo a la hora de buscar los intervalos entre lateral y central (de ahí llegó el 2-0 cuando Rodri encontró a Fodden) hasta el punto de ver el plan de contingencia de Diniz con una línea de seis jugadores en su frontal y cuatro futbolistas con cierta libertad para ir a buscar al City sin descuidar sus espaldas... pero que no consiguieron ese propósito.
Donde sí hubo un punto de encuentro fue en las presiones orientadas. Ya hemos comentado cómo llevo la del City a la esquina al Fluminense en el 1-0 pero también los brasileños mostraron la orden clara de su técnico en apretar en esas mismas situaciones cuando sus cambios de orientación no eran precisos y a los skyblue les tocaba iniciar más cerca de Éderson que de Fábio. En estas situaciones fue donde el equipo de Diniz encontró aire, espacios y tiempo para jugar en campo rival de forma más continuada. Por generación de ocasiones no llegó a ser peligroso pero sí incomodaba y cortocicuitaba el juego de los de Guardiola.
Estamos corriendo mucho pero no conseguimos el balón [...] Ajustamos algo para el segundo tiempo y estuvimos donde debíamos estar.Pep Guardiola en rueda de prensa tras el partido
Tras el descanso con 2-0 el City se ajustó a la hora de iniciar el juego y presionar arriba. No acusó un ritmo más bajo en circulación de balón. No se preocupó de la creciente posesión de pelota de Flu porque había detectado los problemas en repliegue tras pérdida y eso que Diniz lo quiso corregir con los cambios de sus jugadores más veteranos (y que más esfuerzos hicieron). Remató el partido hacia un resultado abultado, donde, bajo mi humilde opinión, desde la dirección de campo de Guardiola el City fue superando 'las trampas' (que esperábamos) que propuso Diniz tanto a la hora de atraer en su zona de inicio como en la de progresar con acumulación de jugadores y receptores a la espalda de quienes saltaban a recuperar balones.
Logró el 3-0 recuperando el balón en campo rival y llevándolo rápido de un costado a otro y el 4-0 con una progresión de Nunes por la derecha, con mucho espacio tras otra recuperación en campo rival y haciéndolo llegar al área para que Álvarez definiera con rapidez.
Todo un gran partido entre dos de los grandes campeones en en este 2023 que nos deja.