'¡El enemigo está a las puertas!', proclama la Radio Soviética 31/08/1941

Por Lupulox

Camaradas,
Al terminar el mes de agosto, cumpliéndose ochenta días desde el comienzo de la Operación Barbarroja, el éxito de la Cruzada contra el Bolchevismo está más cerca que nunca. Ni en el mejor de sus sueños podría haberse imaginado la Wehrmacht y sus aliados haber obtenido la sucesión de espectaculares victorias que se han vivido a lo largo de las últimas semanas. A pesar de la insensata colaboración de las plutocracias, la bestia roja agoniza. Y todo ello gracias al Führer y a los líderes por él designados, que conducen a Europa hacia un futuro de prosperidad inimaginable, libre de la esclavitud bolchevique y capitalista.

Sin embargo, no se debe bajar la guardia. Aunque herido de muerte, sangrando a borbotones por multitud de heridas abiertas en puntos vitales, el monstruo soviético todavía es poderoso y en su rabia, aún es capaz de asestar coletazos. He aquí la situación en los tres sectores del Frente:


Ciudadanos de Leningrado.  El enemigo está a las puertas.  Todas las fuerzas unidas para derrotarlo.

Norte: Leningrado, a punto de quedar cercada.

En el sector norte del Frente, el Mariscal de Campo von Leeb ha estrechado el cerco en torno a Leningrado. Radio Moscú ha admitido: “el enemigo se encuentra en las inmediaciones de Leningrado.” En la ciudad los carteles proclaman: “El enemigo está a las puertas.” Las autoridades soviéticas esperan que toda la población combata hasta el final. Andrei Zhdanov, el Secretario del Partido Comunista de Leningrado, ha declarado: “Debemos cavar una tumba para el fascismo en frente de Leningrado.”


El avance alemán desde el Río Luga y cerco de Leningrado.

Hace exactamente una semana, el 24 de agosto, inmediatamente después de que Manstein con su LVI Cuerpo Panzer hubiese ahogado en sangre el contraataque del 34º Ejército Soviético al sur del Lago Ilmen, el XLI Cuerpo Panzer de Reinhardt y el 18º Ejército comenzaron a tantear la línea fuertemente fortificada de Krasnogvardievsk, a tan sólo 20 millas de distancia de Leningrado. Llegado este punto, el XXXIX Cuerpo Panzer ya había llegado proveniente del Grupo de Ejércitos Centro y recibió la orden de aislar Leningrado por el sureste mientras el XLI Cuerpo Panzer atacaba las defensas de la ciudad por el sudoeste.


Infantería alemana marcha a través de Narva.  Detrás, la fortaleza de Ivangorod.

El 25 y el 26 de agosto los dos cuerpos Panzer desataron su ofensiva, hurgando en la herida de la crisis que azota el seno del Mando Soviético, el cual, desesperado, decidió crear una nueva línea de frente y situó a los recién movilizados 4º, 52º y 54º Ejércitos a lo largo de la orilla oriental del Río Volkhov. La Stavka también aprobó la creación de dos nuevos ejércitos, el 42º y el 55º, que defenderían la propia Leningrado. Las defensas soviéticas de primera línea no tardaron en desmoronarse. El XXXIX Cuerpo Panzer en seguida capturó Lyuban y se aproximó al Río Neva mientras el 4º Grupo Panzer y el 18º Ejército continuaban presionando la menguante línea en torno a Leningrado y la región de Orinienbaum. Ayer, 30 de agosto, el XXXIX Cuerpo Panzer inició el asalto de la estratégica ciudad de Mga, amenazando el último enlace ferroviario de Leningrado con el resto de la Unión Soviética y poniéndola al alcance de nuestra artillería de largo alcance. ¡No queda mucho tiempo para que Leningrado vuelva a llamarse San Petersburgo!

Centro: Stalin decreta la muerte de Kiev.

Anteayer, el Fieseler Storch de Guderian despegó de Novgorod Severskiy y describió un amplio arco sobre el frente ruso. Sobre las líneas rusas, justo encima de las divisiones de Yeremenko que atacaban la cabeza de puente alemana sobre el Desna, heroicamente conquistada por Model tres días antes, bajó en picado, entonces ladeó, y a lo largo del Desna regresó a Unecha, a los Cuarteles Generales del 2º Grupo Panzer. Eran justo antes de las 18:00 horas.


Guderian recibe información de primera mano de sus tanquistas.

Guderian había podido observar a su 3ª y 4ª Divisiones Panzer que trataban de ampliar su cabeza de puente para continuar su empuje hacia el sur. Pero las tropas se encontraban atascadas. También había podido ver al XLVI Cuerpo Panzer, cuya 10ª División Motorizada y 17ª y 18ª Divisiones Panzer estaban ocupadas repeliendo furiosos ataques soviéticos sobre su flanco. La situación allí tampoco era demasiado florida. Se les había exigido demasiado a los hombres. Estaban cortos en tanques y en sueño.

Junto a Guderian se sentaba el Teniente Coronel Bayerlein, con el mapa de operaciones desplegado sobre sus rodillas. Gruesas flechas rojas y arcos sobre el mapa señalaban las poderosas fuerzas rusas situadas en frente de las puntas de lanza alemanas y a lo largo de sus flancos. Yeremenko está jugándose el todo por el todo con tal de reducir nuestra cabeza de puente,” pensaba Guderian en voz alta. “Si tiene éxito en retrasarnos durante más tiempo, y si el Alto Mando Soviético descubre lo que estamos intentando hacer al Grupo de Ejércitos de Budenny, el plan de nuestro Alto Mando podría irse al garete por completo.”


La marcha hacia el sur del Grupo de Ejércitos Centro.

Bayerlein confirmó los temores de su Comandante. “Hablé por teléfono ayer con el Segundo Ejército. Freiherr von Weichs parece estar preocupado también con ello. El Teniente Coronel Feyerabend, su jefe de operaciones, ha recibido informes del reconocimiento de largo alcance acerca de que los rusos comienzan a retirarse del frente del Dnieper debajo de Kiev. Al mismo tiempo, se han observado trabajos en progreso en el área del Donets.”

“Bien, ahí lo tenéis.” Guderian se estaba inflamando. “Budenny ha aprendido la lección de Uman. Se está escabullendo. Todo depende ahora de cuál de los dos es más rápido.”

Sin embargo, Guderian y Weichs no tienen porqué preocuparse. Es cierto, Budenny se ha dado cuenta del peligro que amenaza a su grupo de Ejércitos en el meandro del Dnieper en torno a Kiev por parte de una operación conjunta alemana desde el norte y el sur. Ha plameado su retirada y está construyendo nuevas líneas de intercepción a lo largo del Donets. Pero Stalin no está dispuesto a oir hablar de una retirada. Al contrario, ha deslizado otras veintiocho grandes formaciones al ya abarrotado codo del Dnieper. Todo lo que ha salido de las cadenas de producción de las famosas fábricas de tanques en Kharkov se ha destinado al sector de Kiev – los modernos T-34s, los T-28s, cañones autopropulsados super-pesados, artillería pesado y morteros múltiples.
“Ni un paso atrás. Resistid y, si es necesario, morid,” es la orden de Stalin. Y los Cuerpos de Budenny la acatan. Stalin ha decretado la sentencia de muerte de un millón de soldados del Ejército Rojo, que aguardan pacientemente a que Guderian resuelva en su favor la batalla del Desna ante Yemerenko.

Sur: El cruce del Bajo Dnieper.

El 24 de agosto el Teniente Coronel von Boddien alcanzó la orilla occidental del Dnieper con una avanzadilla de la 22ª División de Infantería de la Baja Sajonia, perteneciente al 11º Ejército. Ante él, la ciudad de Berislav se encontraba defendida por poderosos contingentes soviéticos.
La mañana siguiente Boddien atacó la ciudad. El 16º Regimiento de Infantería se adelantó en camiones. Bajando de sus vehículos, las tropas se incorporaron inmediatamente a la violenta lucha callejera que ya estaba teniendo lugar. Al caer la noche del 26 de agosto, Berislav había sido tomada y se encontraba firmemente en manos alemanas.

El cerco de Uman y avance hasta el Dnieper.

Entonces llegó el gran momento de los zapadores. El Dnieper, el segundo río más grande de la Rusia europea, tiene una anchura de 700 metros a esa altura. Y en la orilla opuesta se encuentran los soviéticos, conscientes de que los alemanes planean cruzar el río.

El Coronel Ritter von Heigl, al mando del 690º Regimiento de Ingenieros, tiene a su cargo la primera fase de la operación, el propio cruce. Dos batallones de zapadores de la división, así como un batallón de ingenieros motorizado y un destacamento de botes de asalto tienen asignada la tarea de transportar a través del río las primeras oleadas de infantería de asalto bajo el fuego enemigo.


Infantería alemana opera en la ribera del Bajo Dnieper.

Ayer, 30 de agosto, antes del amanecer, los soldados de la 22ª División de Infantería, hombres de Hannover y de las localidades y aldeas de Oldenburg, han tomado posiciones junto a la orilla del agua. Los batallones del 16º Regimiento de Infantería se encuentran sobre una isla en medio del río, en un lugar inaccesible a nadie que no disponga de información local. Un pescador ucraniano les mostró a los alemanes cómo llegar allí. Los hombres del 47º Regimiento de Infantería esperan la orden de ataque a los pies de un campo de viñas, en un lugar casi por completo desprovisto de cobertura, apretados contra el suelo. Los bombarderos y los caza-bombarderos soviéticos continúan sobrevolándolos una y otra vez, arrojando bengalas en paracaídas y buscando objetivos de con obsesión. Allí donde aparecen, todos los movimientos quedan congelados. Al amanecer, una lechosa neblina blanca comienza a elevarse del río, un verdadero regalo de los cielos.

Son las 04:27 de la mañana. Los motores de las lanchas de asalto se encienden con un gemido. Simultáneamene, la artillería y las armas pesadas de infantería arrojan una cortina de fuego al otro lado del río.  Detrás de las lanchas de asalto, innumerables botes neumáticos, pequeños y grandes, se sumergen en el agua.


Lanchas de asalto alemanas atraviesan el Dniepr.

Desde la orilla opuesta son disparadas bengalas blancas: ¡la orilla ha sido alcanzada! La artillería alemana desplaza su cortina de fuego más allá. Las ametralladoras traquetean, los fusiles ladran. Los Stukas y bombarderos de la 4ª Luftflotte rugen por encima del río y arrojan sus bombas sobre las posiciones soviéticas en la orilla opuesta. Las lanchas de asalto regresan para cargar más tropas y llevarlas a la orilla oriental.

Durante tres horas los hombres de las lanchas de asalto han permanecido junto a sus timones. El río hierve con las explosiones de la artillería pesada enemiga. Una lancha es volada en pedazos. Otras vuelcan por explosiones cercanas. Pero resulta evidente que a los rusos no les queda ningún observador de artillería junto al río. Su fuego cae completamente al azar.

La primera oleada de infantería ha dislocado las barreras defensivas soviéticas junto al río y obtenido una pequeña cabeza de puente. Las armas pesadas de infantería comienzan a ser trasladadas a través del Dnieper sobre embarcaciones de zapadores. Se ha conseguido superar con éxito el cruce inicial. La infantería amplía la cabeza de puente poco a poco. La segunda fase, la construcción de un puente para el grueso de la división y para el XXX Cuerpo de Ejército, puede comenzar.

El Coronel Zimmer, al mando del 620º Regimiento de Ingenieros de Montaña y de todas las unidades de zapadores del XLIX Cuerpo de Montaña, tiene la responsabilidad de llevar a cabo la compleja construcción de un puente compuesto de 116 pontones. Dos batallones de ingenieros alemanes y uno de rumanos van a tomar parte en la operación – más de 2.500 hombres.


Construcción de un puente de pontones sobre el Dniepr.

Los pontones han sido amarrados unas cuatro millas río arriba del punto de cruce, bien camuflados. Están unidos en parejas, dándoles aspecto de una especie de barcaza, y varias de estas barcazas han sido entonces unidas para conformar “unidades” de puente. De acuerdo con el plan, estas “unidades” deben descender el río y dirigirse a ambas orillas sobre la línea del puente. De este modo el puente crecerá por ambos extremos hasta que se unan en el centro. Ese momento es crucial. Sólo mediante cálculos precisos por parte del oficial de zapadores podrá la última unidad encajar exactamente para rematar el puente de manera perfecta.

El trabajo ha dado comienzo a las 18:00 horas de hoy. Poco después de la medianoche, los dos brazos del puente se han unido. ¡La victoria es nuestra!

Deutschland siegt an allen Fronten!Ein Volk, ein Reich, ein Führer!