La telaraña global atrapa en su red cualquier átomo de información y se convierte en un aluvión de noticias sin contrastar. Es un colosal patio de vecinos donde los rumores se transforman en bulos que vuelan inalcanzables para quienes tratan de desentrañar la veracidad. Los rumores se utilizan como señuelos para atrapar a los incautos que, como polillas, son deslumbrados por el fulgor de un monitor, ese ojo que todo lo sabe, que todo lo ve.
Hoy cualquier mequetrefe puede lanzar "su verdad" y destrozar la imagen personal o profesional de otros.
Peter Esterházy en "Armonía celestial" señala "es harto dificil mentir sin conocer la verdad" y parece ser condescendiente con los no informados. Sin embargo, una falsedad vertida en internet puede aniquilar a una persona o a una organización. Una empresa puede derrumbarse gracias a un imbécil o a un delincuente. Los sabotajes son tan sutiles que cuando se perciben ya suele ser demasiado tarde. Censurar la información que aparece en una web es construir diques, no contra el agua, sino contra el aire. Porque su propagación es viral e incontenible.
El resentimiento o el odio, la envidia o el complejo de inferioridad pueden ser la semilla que impulsará y desencadenará el ataque. Los disparos no serán balas, sino bulos.
Sin duda, la balanza que debe dictaminar la bondad de la RED se inclinará hacia los beneficios que aporta a la sociedad actual, pero no debemos menospreciar que no es oro todo lo que reluce, ni debemos caer en el engaño.
Con este viejo tema "disco": The Hustle, el engaño, nos trasladamos a la música de los 70, donde la red solo era una incipiente comunicación militar. Lo que no engaña es la prosa de mi admirado Javier Marías, a quien felicito por el Premio Nacional de Narrativa, que ha rechazado para ser "consecuente" y no engañar a nadie.
Su prosa es la cúspide de la narrativa española y tengo la certeza que LOS ENAMORAMIENTOS dejará rendido a cualquier lector que persiga esa mezcla de mentiras y reflexión sobre la naturaleza humana. Sobre la ficción y sobre la realidad.