Una pareja bailando, envuelta en ese halo de magia que transmiten las fotografías en blanco y negro. Así es como se nos presenta lo último de Javier Lorenzo, un autor que saltó a la fama en 2005 con su novela El último soldurio, que obtuvo una excelente acogida por parte de los lectores. A pesar de no haber leído su obra más conocida, tuve un pálpito con El error azul y no me equivoqué: además de saborear un libro interesante y cuidado, he descubierto a un gran escritor.
Javier Lorenzo
El error azul es la historia de un triángulo amoroso en la España de la posguerra. Amelia, una joven hermosa y de familia bien, se aleja de los suyos al enamorarse de Martín, un republicano con el que se casa por lo civil. "Si ella cumplía, ¿por qué no la dejaban vivir? ¿Por qué no podía decidir su futuro y hacer lo que le pedía el corazón? [...] Había oído hablar de la felicidad y no quería morirse sin haberla probado" (pág. 158). Martín, a su vez, vive escondido en casa, donde escribe para no dejarse morir poco a poco. "Escribo para no volverme loco. Para ocupar los dedos y la mente en algo más que el vacío, el recuerdo y el dolor. Para no olvidarme, en definitiva, de quién es este cuerpo casi inútil y dejar sobre el papel constancia de que aún existo. De que aún soy" (pág. 19).
¿Qué les ocurrió para llegar a este extremo? ¿Qué harán ahora para salir adelante? Las respuestas, en las páginas de El error azul.
Comentario personal
"Ninguna mujer es culpable de que la amen dos hombres a la vez" (pág. 11). Con esta frase contundente arranca una historia profunda, cargada de los impulsos y el instinto de supervivencia que solo una situación trágica puede provocar. La elección de la primera oración puede parecer un tema baladí, mas en realidad resulta clave porque es lo primero que cala en el lector, además de ser una señal del cuidado que ha puesto el autor en los detalles. En este sentido, Javier Lorenzo lo borda: no solo empieza bien, sino que nos deja un sinfín de fragmentos escritos con buen gusto que invitan a la reflexión y culminan en un desenlace conmovedor y coherente con el resto de la historia. Un momento, ¿ya estoy hablando del final? Me temo que antes de llegar a él tengo que contar muchas otras cosas.
La estructura contribuye a potenciar ese carácter triangular. Hay tres tipos de capítulos: en tercera persona sobre la infancia y la adolescencia de los tres, centrados en la figura de Amelia; de Martín en primera persona cuando está encerrado, con la guerra ya terminada; y de nuevo un narrador en tercera, esta vez sobre Alberto y lo que vive después del conflicto armado. Aunque la historia comienza in media res, se avanza tanto en sentido lineal como a través de los recuerdos, que nos permiten entender por qué se llegó a la situación actual. Todo ello, con una prosa poderosa y elegante que emplea un vocabulario rico (sobre todo en los capítulos de Martín). No es una novela para leer en el metro, sino para paladear poco a poco, sin perderse ningún detalle. El único problema que le puedo ver al libro es que no es apto para cualquier lector: hay que afrontarlo con predisposición a encontrar un estilo mucho más erudito que el de una novela comercial.
Entre ellos, destaco la fe que tiene Martín en la educación para convertirnos en seres más civilizados (mensaje que comparto plenamente). Mientras leía no pude evitar pensar que esta mentalidad es compartida por el propio Javier Lorenzo, que hay un poco de él en Martín y el tío Nicolás, pues si algo refleja El error azul es precisamente ese saber hacer, esa prosa cultivada y esa capacidad para remover el interior de quien lee, no solo en el terreno emocional, sino en el del pensamiento. Porque, quizá, una de las mayores diferencias entre El error azul y otras novelas sobre la guerra es que esta no solo se limita a recrear unas vivencias y hacernos comprender la desgracia de quienes la vivieron; las reflexiones que se dejan caer (sobre el conflicto, pero también sobre cuestiones cotidianas) son una parte importante y a menudo se pueden aplicar a otros contextos. En otras palabras: no hace falta ser un aficionado a los libros bélicos para disfrutar de esta obra.
De todas formas, tampoco negaré que la guerra está presente, con las situaciones límite que eso conlleva. "La vida adquiere otros tintes cuando está continuamente al borde de un precipicio. Es más hermosa y más fuerte cuanto más cerca está de extinguirse. Y también más contradictoria." (pág. 175). Tal vez esa habilidad del ser humano para adaptarse a lo que venga es uno de los rasgos más interesantes de este tema; por muchas novelas sobre guerras que lea, nunca dejo de impactarme al leer sobre un personaje que vive escondido o sobre las tropelías que se cometieron sobre los vencidos.
Cambiando de tercio, no puedo pasar por alto el escenario de los hechos: Teruel. Ni Madrid ni Barcelona, esta vez la historia nos traslada a un lugar mucho menos trillado en la literatura, lo que para mí siempre es un punto a su favor porque me permite descubrir tradiciones y curiosidades que hasta ahora desconocía. Además de recordar lo que ocurrió allí durante el conflicto, el autor aprovecha para contarnos alguna leyenda y presentarnos los edificios más emblemáticos. Me parece una buena ambientación, y estoy segura de que los turolenses se sentirán satisfechos con la imagen que se transmite de su ciudad.
Conclusión
El error azul es la historia de una guerra, de cómo la vivió un hombre de cada bando y una mujer que se alejó de su familia, y de un amor en tiempos turbulentos que consigue emocionar hasta el último instante. Pero no solo se trata de una novela sobre esta época, sino que además es una obra literaria muy cuidada (Planeta también puede publicar libros no comerciales, sí señor). Si creéis que os puede gustar, adelante con ella. Las vivencias de estos tres personajes no os dejarán fríos porque, en las palabras del autor, "es increíble lo que puede llegar a hacer -o a dejar de hacer- un ser humano para sobrevivir" (pág. 348).