Todo esto me viene a la memoria por un post de otro de los Papás Blogueros, el compañero Marq, Padre en Estéreo. En su blog contaba que se sentía como el mismísimo Indiana Jones, llevando a la cuna a uno de sus mellizos, intentando que no se despertara.
Volviendo a nuestra anécdota, ahora no es como entonces. Luke superó hace mucho el tema de los pipís nocturnos, pero en ocasiones se acuesta sin ir al baño antes, y seguimos haciendo la misma maniobra. Llevo sus veinte kilos largos de peso muerto en brazos, lo siento en la taza del váter sin que se inmute, y orina como si tal cosa. Me asombra esa habilidad. Hasta escurre la última gota, se relaja, y entonces no puedo dejar de sonreír cuando le da, dormido aún, el escalofrío de después.
Porque es indiferente a la edad que uno tenga. ¿O es que a vosotros cuando os desahogais no os da ese escalofrío?
¡Que la Fuerza os acompañe!
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