El escenario de elecciones parlamentarias “adelantadas” que plantea Nicolás Maduro.

Publicado el 20 julio 2019 por Jmartoranoster

Juan Martorano

Hemos podido observar, que a partir del inicio de los diálogos de Oslo, entre representantes del presidente Nicolás Maduro y los representantes políticos del diputado Juan Guaidó, que el Jefe de Estado venezolano ha planteado en las negociaciones la posibilidad de que se “adelanten” las elecciones para elegir a los y a las nuevas integrantes de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. Importante es de destacar que, el actual parlamento venezolano fue electo el 6 de diciembre de 2015, donde los factores de la oposición formaron una sola coalición política denominada “Mesa de la Unidad Democrática” (MUD) la cual obtuvo ⅔ del control de ese parlamento. El inicio del período constitucional de ese Poder Legislativo inició el 5 de enero de 2016, por lo que sus cinco años de mandato culminarían el 5 de enero de 2021. Es por ello, y en su debida oportunidad, en artículos de opinión anteriores, expresé que el próximo año 2020, además de las elecciones presidenciales que tocan en EEUU,se abre nuevamente un ciclo electoral en nuestro país, ya que corresponde el año de renovación del Poder Legislativo, que nadie comenta. Pero es que incluso, dicho ciclo electoral podrían aperturarse a finales del año 2019, puesto que dependiendo de la fecha de toma de posesión de los cargos, los gobernadores y gobernadoras de estado, alcaldes y alcaldesas entrarían a la mitad de su período constitucional, por lo que perfectamente, si es el deseo de sus electores y electoras, y cumpliendo los extremos legales y constitucionales, podrían activar los correspondientes referendos revocatorios de mandatos, en caso de que éstos no hubiesen cumplido con el programa presentado . Por supuesto, esto no solo dependerá del cumplimiento de las condiciones establecidas en nuestro ordenamiento jurídico, sino a consideraciones y evaluaciones de índole político. Si no se activaren las correspondientes solicitudes de referendo revocatorios a los mandatarios y mandatarias correspondientes, pues corresponderá igualmente las elecciones regionales y municipales en el año 2021. Esto también sin contar que a partir del 10 de enero de 2022 se abriría la posibilidad, de activar si se cumplieran con los extremos constitucionales y legales, un referendo revocatorio en contra del mandato del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros. Si yo fuera militante de una oposición verdaderamente democrática, esta sería la ruta que seguiría. Pero, volviendo a retomar el tema que hoy nos ocupa, lo importante que quiero señalar y apuntar para el discurso político de los que simpatizamos con la causa de la Revolución Bolivariana, y de contribuir con el diálogo y de destrancar el juego político en el país, quiero decir que en medio de este complejo año 2019, se avizoran en el horizonte caminos democráticos y constitucionales, que no sólo garanticen la gobernabilidad y la gobernanza, sino de dirimir en santa paz nuestras diferencias políticas. Aún cuando no soy quien para señalar ni determinar el tenor de las conversaciones que se dan en estos momentos en Oslo, sin embargo como analista me formulo la hipótesis de que las mismas se dan en el mismo espíritu de los diálogos del año 2014 y de finales de 2017 y comienzos de 2018 en Santo Domingo,capital de la República Dominicana, los cuales fueron torpedeados y saboteados por sectores extremistas de la oposición venezolana. Indudablemente la representación del presidente Nicolás Maduro acude a este diálogo en unas condiciones de fortaleza política,social y militar nada despreciables, puesto que pese a todas las acciones del fascismo criollo, se mantiene en el poder. Y tiene sus razones muy poderosas para plantear, dentro de sus exigencias, la realización de las elecciones para relegitimar el actual Parlamento Nacional. Particularmente no considero que tales comicios se den en términos de adelanto, en primer lugar porque estemos claros que un proceso de negociaciones como el que se viene dando en Noruega no arrojará resultados de la noche a la mañana, y esto tomará, varias semanas, y cuidado si no meses. Y cuando menos lo pensemos, habremos llegado al año 2020, año en que constitucionalmente correspondería las elecciones para la elección de los diputados y diputadas a la Asamblea Nacional por el período 2021- 2026. Lo que evidentemente sucede es que, producto del proceso y momento constituyente y de las negociaciones políticas entre los diferentes actores, tal adelanto se da en unos meses de la realización de dichos comicios, cuando culturalmente estamos acostumbrados a votar, por lo general, en el último trimestre del año electoral. De igual manera, la apuesta de los sectores más extremistas de la oposición sería la realización de elecciones en el contexto de mayor deterioro económico y social de Venezuela, que sería lo que más le favorecería. Por ello, a mi juicio, mal podríamos hablar de adelanto de elecciones parlamentarias, cuando hay que tener claro que la renovación de la Asamblea Nacional corresponde el próximo año. Sin embargo, hay que ver con cuidado y cautela un posible escenario electoral. No coincido con las opiniones de algunos analistas, que señalan que cualquier proceso electoral que se realice en estos momentos, Nicolás Maduro lo perdería de calle. Todo lo contrario, si en estos momentos se realizaré un proceso electoral, el chavismo lo ganaría. La discusión se centraría, a mi juicio, es en los niveles de participación de dichas elecciones, los actores políticos que participarían, y la brecha electoral de diferencia que implique el reconocimiento de los resultados. Nadie puede negar los importantes resultados obtenidos por el chavismo desde el año 2017 (Elecciones ANC, elecciones regionales, elecciones municipales,elecciones presidenciales 2018,elecciones concejalías),producto de la formidable maquinaria electoral que posee el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y organizaciones aliadas del chavismo. Pero, no es menos cierto también que los niveles de participación en estas citas electorales han venido mermando,producto de las agresiones y las heridas que ha sufrido la República,producto de las agresiones multimodales,multidimensionales y multiformes que ha sufrido. A través de la abstención, la derecha ha pretendido deslegitimar dichos procesos electorales y generar las condiciones para justificar salidas y desenlaces de fuerza a la actual coyuntura venezolana. Tampoco podemos despreciar la posibilidad de que por un instante,la derecha pueda cambiar de estrategia, y decidan unirse de cara a ganar espacios dentro de las estructuras del Estado, para implosionarlo desde dentro. Me explico, desde el año 2012, el experimento de la tarjeta de la MUD ha venido recortando la brecha con el chavismo. Y fue durante los años 2013 y 2015 donde de la mano y la conducción de Jesús “Chúo” Torrealba obtuvo los mejores resultados (una brecha de menos de 50 mil votos entre Nicolás Maduro y el entonces candidato presidencial Henrique Capriles; y el triunfo por paliza el 6 de diciembre de 2015 de la oposición, que le permitió obtener las dos terceras partes del parlamento nacional) que ellos por una parte hayan despilfarrado ese extraordinario capital político, ya esa sería otra discusión. También la anulación de dicha tarjeta, la de la MUD, la de la “manito” producto de la comisión de hechos punibles en el intento por activar un referendo revocatorio a Nicolás Maduro en el año 2016, aunado a los actos terroristas cometidos por hordas fascistas que afectaron ostensiblemente a la base social antichavista, han sido parte de los secretos que políticamente han venido siendo capitalizados por las fuerzas progresistas y revolucionarias en Venezuela, y de los recientes triunfos electorales del chavismo durante los últimos procesos electorales celebrados en el país. Por ello, en estos momentos no podemos hacer análisis lineales sobre lo que puede o no puede pasar en Venezuela ante un escenario de elecciones parlamentarias. El campo de las incertidumbres está a la orden del día, el escenario es de fortaleza y ventaja en algunos aspectos para las fuerzas gubernamentales que nadie niega ni desprecia, pero cuidado con sobreestimar las fuerzas propias y subestimar las fuerzas adversarias. La derecha fascista en Venezuela, y lo expresábamos en artículos anteriores, ha avanzado en el aspecto económico y en parte social, ya que la concreción de las agresiones económicas están dejando su huella en la actual situación en el país, en la prestación de los servicios públicos,y en múltiples órdenes que no pueden tampoco ser descuidados a la hora de la formulación de las hipótesis. Por ello,ojalá que en Oslo prive la política por encima de las vísceras. Si este nuevo intento de diálogo fracasa, siendo altamente probable que la oposición se levante nuevamente de la mesa e impida la firma de acuerdos políticos que garanticen la paz y la gobernabilidad en el país, ocurrirá lo mismo que en el año 2017 y sucesivos. El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y líder de la Revolución Bolivariana, Nicolás Maduro activará el mecanismo de elecciones al parlamento nacional, la Asamblea Nacional Constituyente procederá a su correspondiente convocatoria, y el CNE procederá a la definición de la fecha con su correspondiente cronograma electoral. No en balde y por ello, es que el Primer Mandatario Nacional nos sugirió prepararnos para una nueva contienda electoral. Solamente nos restará esperar las semanas o los meses que se tomarán para oficializar estas decisiones. ¡Leales Siempre! ¡Traidores Nunca! ¡Independencia y Patria Socialista! ¡Viviremos y Venceremos!
Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).

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