Edificado por Felipe II como perdurable expresión de su persona y de la monarquía divina que creía encarnar, el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, emplazado al pie del monte Abantos, en la sierra de Guadarrama, es un complejo multifuncional que es a su vez panteón, basílica, convento, colegio, biblioteca y palacio. Solo tiene paralelos en las ciudades palaciegas de los monarcas del Antiguo Oriente o Egipto.
Vista aérea del Monasterio de El Escorial./ Ecemaml
El Escorial, construido entre 1563 y 1586 para conmemorar la victoria de las tropas españolas en la batalla de San Quintín en 1557, es un edificio contradictorio: parece muy racional, pero es una construcción mágica que intenta reproducir el Templo de Salomón en su calidad de condensador de fuerzas divinas en las que creían tanto Felipe II como su arquitecto Juan de Herrera.
Todo el conjunto escurialense responde a una geometría hermética que pivota sobre las tres figuras básicas: el cuadrado, el círculo y el triángulo equilátero.
El Escorial desde los jardines./ AldanaN
El edificio en sí es un todo inmenso. De planta rectangular, tiene unas dimensiones de 207 metros de largo por 161 de ancho. Así, que en una visita lo mejor es atender a unos cuantos detalles: el patio de los Reyes, la Bóveda Plana (entre el patio y la iglesia), la biblioteca, la iglesia y, sobre todo, el Panteón Real.
En la biblioteca el visitante debe fijarse en los frescos del techo pintados por Tebaldi y buscar la figura de Euclides, un griego que sostiene una tabla con un extraño dibujo: las tres figuras herméticas superpuestas, es decir, las claves de los constructores de El Escorial.
La espléndida biblioteca del complejo real./ Xauxa Hakan Svensson
En el palacio de Felipe II se debe reparar en las austeras estancias, sobre todo el cuarto que comunica con el altar de la basílica para que el rey asistiera a misa desde la cama cuando estaba enfermo de gota.
En el Panteón hay que bajar a la cripta, que tiene 26 sepulcros de mármol que contienen los restos de los reyes y reinas de las casas de Austria y Borbón (excepto Felipe V y Fernando VI). Incluye los de Juan III, que nunca llegó a reinar.
Estatuas de Salomón y David de la fachada./ AnTeMi
En los bajos de El Escorial se exponen planos, maquetas, herramientas, grúas y material empleado en la construcción del monasterio. Como no podía ser menos, el monasterio está declarado Patrimonio de la Humanidad.
Una breve visita visual al majestuoso complejo: