"El Escorpión: una serie de capa y espada que transcurre en el siglo XVIII y en la que el protagonista, un buscador de reliquias de santos, se sumerge en una fascinante aventura en la ciudad de Roma. Una trepidante serie de aventuras repleta de espadachines, intrigas papales y reliquias".
Ayer terminé el último número que tenía por casa de la serie "El Escorpión", un cómic guionizado por Stephen Desberg y brillantemente ilustrado por Enrico Marini. Después de años de abandono, decidí volver a leerla del tirón y refrescar las aventuras de Armando Catalano, más conocido en Roma como El Escorpión.
La colección, si no voy errado, apareció en España en 2001, es decir, hace más de una década, y los álbumes han ido llegando poco a poco, de hecho, este 2013 se ha publicado el número 10; "El Escorpión: En el nombre del Hijo" (pendiente de adquisición).
La historia huele a aventuras clásicas, de aquellas de toda la vida que habíamos visto en las películas cuando éramos algo más pequeños o las que veían nuestros padres y que protagonizaba Errol Flynn, con regusto a "Los tres mosqueteros" de Alexandre Dumas y un toque del escurridizo "El Zorro" de McCulley, amén de la siempre inquietante presencia de la Iglesia y sus intrigas, secretos y misterios. Y es que el tema eclesiástico da mucho de sí y más cuando el Papa es víctima de un complot y muere asesinado, no?
El guión de Stephen Desberg arranca con fuerza, tanta que durante las primeras entregas de la serie la historia del Escorpión engancha como una garrapata porque sabe combinar perfectamente la aventura pura y dura con un contexto histórico de un siglo XVIII convulso, la sombra del Vaticano y la lucha entre familias poderosas. Es un personaje que, aunque manido y conocido de sobras, posee talento, carisma, simpatía, seducción y una habilidad especial para encontrar reliquias perdidas de santos... y es que hay dos cosas que pierden al Escorpión: las mujeres hermosas y las antigüedades.
Otro valor añadido a la historia de Desberg son los personajes que acompañan a El Escorpión y es que Armando Catalano no es el único gancho de la historia porque sin la presencia de su inseparable compañero de fatigas Húsar, la sugerente y peligrosa Mejai, el poderoso Cardenal Cosimo Trebaldi o el misterioso capitán de los infames monjes soldado Rochnan, la historia andaría cojeando. Ellos, amigos y enemigos del Escorpión, son los que dotan de vida a una trama que se irá desvelando poco a poco, con nuevos e interesantes secundarios, que irá ganando en profundidad y en la que mucho tendrá que ver el pasado del Escorpión y las siniestras entrañas de la Iglesia.
Un aviso: si lees "El Escorpión" corres el riesgo de sufrir su picadura y que su veneno termine por engancharte.
VALORACIÓN: 8/10