Es el caso de un tal Javier Barbero, concejal de seguridad del Ayuntamiento de Madrid, que se tuvo que refugiar en un bar el pasado martes perseguido, en un escrache, por numerosos policías municipales que protestaban por la disolución de las Unidades Centrales de Seguridad, los antidisturbios municipales. El político no logró salir del establecimiento hasta que no llegó su coche oficial. Desde el Caballo de las Tendillas no podemos aplaudir estas actitudes, los escraches no nos parecen adecuados, algo que ya hemos criticado en muchas ocasiones. E igual que los criticábamos cuando eran políticos del Partido Popular los que los sufrían, ahí está el caso de Sáenz de Santamaría o Cifuentes, ahora también los criticamos. Aunque por entonces, en abril de 2012, Pablo Iglesias los defendiera y dijera en Twitter que “los escraches son un mecanismo democrático para que los responsables de la crisis sientan una mínima parte de sus consecuencias”
Es el caso de un tal Javier Barbero, concejal de seguridad del Ayuntamiento de Madrid, que se tuvo que refugiar en un bar el pasado martes perseguido, en un escrache, por numerosos policías municipales que protestaban por la disolución de las Unidades Centrales de Seguridad, los antidisturbios municipales. El político no logró salir del establecimiento hasta que no llegó su coche oficial. Desde el Caballo de las Tendillas no podemos aplaudir estas actitudes, los escraches no nos parecen adecuados, algo que ya hemos criticado en muchas ocasiones. E igual que los criticábamos cuando eran políticos del Partido Popular los que los sufrían, ahí está el caso de Sáenz de Santamaría o Cifuentes, ahora también los criticamos. Aunque por entonces, en abril de 2012, Pablo Iglesias los defendiera y dijera en Twitter que “los escraches son un mecanismo democrático para que los responsables de la crisis sientan una mínima parte de sus consecuencias”