Un afamado escritor (Ewan McGregor) en horas bajas, recibe el encargo de terminar de escribir, la autobiografía de el ex-primer ministro británico (Pierce Brosnan), como negro. El encargo se vuelve oscuro, cuando se entera de que el escritor predecesor, se ha suicidado, supuestamente por lo opresivo del encargo. Todo esto llevara a McGregor, ha realizar una labor de investigación presurosa, pues empieza a temer por su vida.
A pesar de los problemas personales que el director Polansky tenga, hay que reconocer, que saber hacer buenas películas, y esta es un buen ejemplo de ello. Unos diálogos, muy ricos en matices, que tienen mucha ironía en si mismos, y una atmósfera, lo suficientemente opresiva para podernos poner en el lugar de McGregor, y compartir sus miedos y frustraciones.
Además, esta atmósfera, el director, sabe crearla como nadie, pues resulta muy difícil imaginar sentirnos atrapados en una isla, que rebosa de tanta tranquilidad, y de una casa con unos ventanales impresionantes, que invitan a contemplar el paisaje continuamente.
Una película, que a pesar de tener un argumento algo flojo, se le ha sabido sacar muy buen partido, para elaborar una entretenida película, que te mantiene en vilo desde el principio.