El Escuadrón 731.

Publicado el 08 noviembre 2013 por Spartako

Complejo del escuadrón 731


Los crímenes cometidos por los nazis durante segunda guerra mundial son de sobra conocidos , pero no así los cometidos incluso antes de comenzar la guerra por los japoneses , especialmente contra el pueblo chino tras ocupar el noreste de ese país donde estableció un infame centro conocido como Escuadrón 731.
El escuadrón 731 ocupaba un terreno de 6 kilómetros cuadrados y contaba con 150 edificios (había otras unidades tácticas y administrativas que podían ocupar 32 kilómetros cuadrados) en la ciudad de Harbin y empleo a 3000 personas entre personal científico y militares. Bajo la tapadera de “Centro de Prevención de epidemias y Sección de Purificación de aguas del ejercito de Kuantung” era en realidad un centro militar para investigar con los prisioneros el uso de armas biológicas mediante experimentos horribles como los realizados por Mengele y otros científicos nazis en Auswitch.
Disponiendo de una abundante cantidad de prisioneros chinos se calcula que ocasionaron la muerte en sus instalaciones entre 10.000 y 40.000 ademas de lanzar elementos bacteriológicos en distintas aldeas chinas para comprobar los estragos que estas armas podían causar que causaron en total mas de 200.000 muertes.
El director de este centro era Ishii Shiro , siniestro personaje , que contando con el grado de coronel y un amplio presupuesto pudo realizar todo tipo de experimentos demostrando un grado de sadismo y crueldad increíble , siempre sin anestesia , insensible a los gritos de dolor y la lenta agonía de las personas sometidas a tan brutales métodos . Su inhumanidad llegaba al punto de que estas personas eran denominadas “troncos” pues los consideraban simplemente como trozos de madera a los que se podía quemar , cortar o hacer cualquier cosa.

Ishii Shiro


Bajo el mando e Ishii Shiro se realizaron los experimentos mas sanguinarios. Así los sujetos sometidos a investigación eran enterrados en fosas comunes infectadas por parásitos, cólera, peste , tuberculosis, para observar como evolucionaban en el cuerpo humano. También se liberaron en diferentes aldeas estos agentes patógenos para observar el resultado de la difusión de epidemias y plagas entre la población bombardeada en esta fase experimental de guerra biológica. El ántrax y el tifus eran otras de las enfermedades inoculadas a los prisioneros para ver el progreso de la misma o la forma mas rápida y efectiva de contagiarla.
Para tratar de encontrar la mejor manera de tratar las heridas de metralla ataban a los prisioneros a estacas de madera y colocaban explosivos a distintas distancias ,los que se sobrevivían les practicaban la cirugía y a los que fallecían como consecuencia de la explosión se les hacía la autopsia. Con otros prisioneros se probaron lanzallamas.
La vivisección se practicaba a hombres, mujeres y niños sin anestesia y se les extraían los órganos aún estando vivos para evitar la putrefacción que podía alterar los resultados. Los prisioneros podían ser abiertos después de infectados , se les realizaba una cirugía invasiva estando vivos o se les amputaban miembros para estudiar la perdida de sangre y cuanto tiempo seguían con vida, se volvían a unir miembros amputados. Congelaban y descongelaban para estudiar la putrefacción y la gangrena.
Pruebas con armas químicas en prisioneros atrapados en cámaras de gas , hacer girar en centrifugadoras gigantes hasta que morían . Colgarles boca abajo también hasta su muerte, inyectar aire en las arterias, orina de caballo en los riñones, cámaras de presión hasta que los ojos estallaban...

Algunos de los experimentos realizados


Como vemos todo un catalogo de los horrores digno de un Josef Mengele en Auswitch. Pero en este caso en China , con torturadores japoneses y el Mengele de turno fue el ya mencionado Ishii Shiro que corrió una suerte bien distinta a la del medico nazi.
Terminada la guerra este individuo logro escapar y esconderse. Cuando se tuvo conocimiento de las atrocidades cometidas por esta unidad en septiembre de 1945 el general McArthur informó de los experimentos realizados con humanos en la unidad 731. Sus superiores le dijeron que necesitaban mas pruebas , pero en realidad lo que preparaban era la impunidad de los criminales de guerra.
Los USA , que tanto gustan de dar lecciones de superioridad moral a los demás , en este caso , igual que en el de muchos criminales de guerra nazis, protegieron a estos sádicos personajes para que no tuviesen que rendir cuentas de sus actos.
Al igual que Nuremberg para los nazis se estableció un Tribunal Internacional para el Este Lejano que apenas castigo a unos pocos . Al descubrir a Ishii Shiro los americanos para ocultarlo de los rusos fingieron su muerte , con un entierro ficticio en su ciudad y publicaron la noticia en los periódicos. Pero le interrogaron entre el 17 de enero y 25 de febrero de 1946 y llegaron a un acuerdo cambiando sus conocimientos por el indulto para el y sus hombres y permitirle llevar una vida normal.

Cama de torturas


Tras su estancia en USA donde trabajó en Maryland en el programa estadounidense de armas biológicas regreso a Japon como un héroe , recibiendo los máximos honores. Hasta su muerte en 1959 por un cáncer de garganta fue gobernador de Tokio, presidente de la Asociación Medica, y del Comité Olímpico de Japon de la posguerra.
Algunos en USA se sintieron asqueados por la protección ofrecida a semejantes personajes , así el general MacArthur que se manifestó en contra de la postura de sus gobierno y se retiro de la misión a petición propia. Los USA no solo protegieron a estos criminales sino que se aprovecharon de los archivos resultado de los macabros experimentos desarrollados con seres humanos.

Edificio abierto al público en Harbin

Por su parte los rusos también consiguieron alguna información tras detener y juzgar a 12 lideres y científicos del escuadrón 731 . Algunos fueron sentenciados entre 2 y 25 años en un campo de trabajo y los científicos construyeron instalaciones de armas biológicas en Sverdlvsk con la información recogida. Así tenemos que los criminales japoneses lejos de pagar por sus crímenes aún fueron recompensados por su macabro trabajo con experimentos con seres humanos.