El espectáculo de la moda

Por Stern @nesuispasjuliet
Como cada Julio, volvió a darse cita en la ciudad condal lo mejor de la moda en la 080 Barcelona Fashion, donde se muestran las propuestas de jóvenes diseñadores que se van consolidando poco a poco y consiguen, año tras año, hacerse un hueco en el panorama creativo internacional.
Este Julio, coincidiendo con la décima edición de esta pasarela, se presentaron las propuestas de los diseñadores para la temporada primavera-verano de 2013; colecciones que son el fruto de un duro trabajo y que ven la luz y su recompensa ante el público y los medios de comunicación en los idílicos jardines, salones y pasillos del Palacio de Pedralbes.

El calor, el sol, el caliente asfalto y la chanclas se toman un respiro en nuestras vidas mientras nos paseamos por este excepcional escenario, ejerciendo un poder calmante que incluso parece mitigar un poco las prisas y los nervios que se generan entre desfile y desfile. Coger sitio, preparar las cámaras, no perder detalle de los desfiles, volver corriendo a la sala de prensa... es algo más duro de lo que desde fuera pudiera parecer, por eso el mundo de la moda, es algo que realmente debe gustar y apasionar para seguirle el ritmo y mantenerse viva ( y divina).
                                      

Pero en el mundo de la moda, no es lo mismo verlo que vivirlo.
Dijo Shakespeare que el mundo es un escenario y los hombres los actores y, en este mundo de telas, costuras, tacones, focos y maquillaje, esa sería la mayor descripción. Desde fuera, la moda parece algo casi mágico, donde se mezclan mujeres y hombres esbeltos y guapos, fiestas bañadas en cava y risas y glamour (¿soy la única que siente un odio irracional hacia esa palabra? Glamour suena a algo idiota).
Pero la realidad dista bastante de eso, que aunque cierto, es tan solo el decorado, la puesta en escena de ese espectáculo.

La verdad, es que son muchas horas de trabajo entre bambalinas por parte de todos ( diseñadores, costureras, modelos, maquilladores, prensa, fotógrafos, camareros...), muchas prisas, mucho estrés, poco tiempo, poco sueño y, eso sí, mucha satisfacción y diversión, al hacer algo que realmente gusta.
Aún recuerdo mi primer desfile como espectadora y el primero como redactora, con tan solo un certamen de diferencia. La imagen era ABSOLUTAMENTE distinta a la que tengo ahora, que han pasado los años y ha dejado de eclipsar para pasar a ser un trabajo más ( uno que me apasiona y que siempre vivo con especial entusiasmo, eso sí).
Tal vez fuese el encanto de las primeras veces, que siempre están llenas de novedad y misterio o tal vez ayudó mucho que aún no había cumplido los 20 y era una de tantas niñas impresionables que les gusta el mundo de la moda y que cuatro focos y media hora de un desfile hacen que les tiemblen las piernas.
Así era hace unos años, cuando ni soñaba con volver a ver otro desfile más ni mucho menos cubrir todas las ediciones siguientes de la 080 que se han celebrado en la ciudad.

Debo reconocer, que aunque ya no tan joven ni tan impresionable, sigo sintiendo esas mariposillas nerviosas cuando me acerco a recoger mi acreditación y abro un documento de texto en el ordenador para empezar a escribir ( y no hablemos de las horas previas, cuando me planto ante el armario y nada me parece lo suficientemente interesante como para llevarlo a un desfile de moda), cuando las noches como esas de Julio, se caldean con la música, las luces y el cava (que sí, que corre a raudales y no es demasiado buen amigo de los tacones).

Así que, consciente como soy de que todo es mero espectáculo, que es más ínfimo y efímero que una sutil cortina de humo, me sigue pareciendo que mantiene esa magia que solo los sueños y los cuentos poseen, porque en el fondo, la moda es esa amiga de la que despotricamos por ser superficial y tonta, pero que en el fondo, adoramos y nos hace un poco más felices.
Que viva la moda, señores!