El espejo como puerta a otras orillas

Por Agora
Pedro Pujante
Espejos y otras orillas
Chiado editorial, 2011
Pedro Pujante se confiesa discípulo de Borges, de Cortázar, de Poe, de Chejov, de los grandes autores de cuentos de la literatura universal y considera, con ellos, que el relato es la forma más perfecta de narración, pues debe ser directo, contundente y eficaz. Él pretende retomar el testigo de la narrativa de Cortázar, dando su toque personal a las técnicas que el argentino ya utilizó en sus cuentos.
Y esas premisas ha querido dejar sentadas en su primer libro, Espejos y otras orillas, pero no sólo lo anterior, sino que como le gusta distorsionar la realidad, jugar con la fantasía, ha escogido el espejo como símbolo de lo dual, de la otredad, como le escuché durante la presentación del libro que nos ocupa en la Biblioteca Regional de Murcia.
El autor del prólogo, Joaquín Piqueras, ya nos lo adelanta: es un libro de relatos donde lo dual, el tema del doble, aparece muy a menudo, donde pasado y presente se mezclan hasta tal punto que muchas veces nos será difícil saber en qué tiempo nos encontramos; donde la vigilia y el sueño se confunden, donde la realidad y la ficción conviven, permitiendo que las obsesiones, o las locuras si se quiere, estén igualmente presentes entre los catorce relatos.
Alternancia de voces, narraciones paralelas, jugando con los lugares que de fantásticos puede que nos parezcan conocidos, pero el autor tensará un poco más el elástico de la ficción hasta el límite, donde sólo el buen degustador del cuento se sentirá a gusto, en ese confuso límite de la otredad, entre la niebla, dando lugar a cuentos tan bien directos, contundentes y eficaz como A la otra orilla, por poner un solo ejemplo.

Francisco Javier Illán Vivas