El espíritu de chanquete y los cuarenta céntimos de la verguenza

Por Francisco Enrique Perez Ruiz-Poveda @PATXIPE

Del barco de Chanquete no nos moverán”, eso es lo que me viene en momentos de rebeldía, y eso que a este vecino del mundo “Verano azul” ya le vino con unos veinticinco años, ya talludito, pero cuando uno está irritado, lo importante quizás no es lo que se dice en sí, sino que se diga algo, sea lo que sea, para liberar tensiones.

Y está mañana lo he tenido que decir otra vez, “Del barco de Chanquete no nos moverán”, al oír la historia de una vallisoletana, Pilar Sánchez, enferma de cáncer, cuyo caso fue derivado de su hospital en Valladolid, al Hospital Clínico de Salamanca, ya que en esa ciudad era el único lugar de su autonomía, Castilla y León, en el que practicaban ese tipo de operación.
La intervención quirúrgica tuvo lugar en septiembre del 2014, y ahora, tras haber solicitado la ayuda que la  Junta de Castilla y León, suele dar en estos casos por el desplazamiento, comida y alojamiento, han recibido lo que se supone es lo estipulado: 40 céntimos.
Es de comprender el estado de cabreo tanto de la mujer en cuestión, como de su marido, Teodoro Lozano, que tras decir que eso es indignante, ha añadido, algo que además es lógico: “Para ésto es mejor que no nos paguen”.
La citada cantidad, esos 40 céntimos, es totalmente descriptiva en sí misma de unas entidades sin nada, no solo de humanidad, sino de lógica, ya que al realizar los trámites subsiguientes, seguro que éstos han costado más que la cantidad final, lo cual es un verdadero sin sentido.
Y en la ficción televisiva de Chanquete, si algo afloraban eran los buenos sentimientos, y eso que siempre se ha dado en llamar “valores”, que por lo que se ve  ahora, y como está desapareciendo, como se decía antes, dinero a tutiplén, los valores se habrán ido en el mismo saco, pensando quizás que deben de ser una especie de bonos del tesoro.
Por eso, hoy mejor que nunca el grito “Del barco de Chanquete no nos moverán” debe de ser una especie de recordatorio de todo lo que hemos ido perdiendo en muy poco tiempo, y que a nuestros padres tanto les costó conseguir,
Lo triste de los cuarenta céntimos es el comprobar lo seguros que se encuentran los que están en el lado de la ley, y de lo políticamente correcto. Y que solo mueven el trasero cuando son ellos los afectados.
Quizás lo absurdo del banco de Chanquete, y su fuerza al mismo tiempo, es ese desubique  de aquello para lo que estaba destinado, el mar, teniendo que conformarse con un pequeño prado. Lo mismo ocurre ahora, que aquellos a los que se les vota para que realicen un buen trabajo para todos, y en un momento dado puedan ser nuestros salvadores, lleguen a ser nuestros verdugos, no quizás con armas letales, sino con su falta de empatía. Porque todavía hay personas que no saben distinguir entre lo correcto, o legal, y lo justo.
*FOTO: DE LA RED