Ulrich Raulff: Su más reciente libro El Estado de excepción es un análisis legal e histórico-legal del concepto que nosotros asociamos en Alemania con Carl Schmitt. ¿Cuál es su significado dentro del proyecto de Homo Sacer?
Giorgio Agamben: El Estado de excepción pertenece a una serie de ensayos genealógicos que parten de Homo Sacer, y que en principio deberían formar una tetralogía. Considerando el contenido, el libro toca principalmente dos puntos. El primero es histórico: el Estado de excepción o Estado de emergencia se ha convertido en un paradigma de gobierno. Originalmente se entendía como algo extraordinario, una excepción, que debería ser válido solo en un período limitado de tiempo, pero una transformación histórica lo ha convertido en la forma normal de gobierno. Yo buscaba mostrar las consecuencias de dicho cambio para el Estado de las democracias en las que vivimos. El segundo punto es de naturaleza filosófica y trata de la extraña relación entre la ley y su ausencia, la ley y la anomia. El Estado de excepción establece una relación oculta pero fundamental entre la ley y la ausencia de ésta. Es un vacío, un espacio en blanco lo que se constituye en el sistema legal.
Raulff: Usted ha escrito en el primer volumen de Homo Sacer que el paradigma del Estado de excepción nace en los campos de concentración, o le corresponde a estos campos. La indignación motivada por la aplicación de dicho concepto a los Estados Unidos, a la política americana, fue predeciblemente elevada. ¿Concidera aún valida su crítica?
Agamben: A propósito de tal aplicaciión, la publicación de mi libro sobre Auschwitz provocó protestas semejantes. Pero yo no soy un historiador. Trabajo con paradigmas. Un paradigma es algo como un ejemplo, un ejempllar, un fenómeno históricamente singular. Así como ocurrió con el panopticón para Michel Foucault, de la misma forma lo es el Homo Sacer, el Muselmann o el Estado de excepción para mí. Yo hago uso de este paradigma para construir un vasto grupo de fenómenos con el propósito de entender una estructura histórica, de nuevo en analogía con Foucault, quien desarrolló su "panopticismo" del panopticón de Jeremy Betntham. Pero esta clase de análisis no debe ser confundida con una investigación sociológica.
Raulff: No obstante, mucha gente se quedó atónita con su comparación, porque parecía equiparar la política americana con la nazi.
Agamben: Pero yo hice referencia en todo momento a los prisioneros de Guantánamo, y su situación es, legalmente hablando, comparable ciertamente con aquella que prevalecía en los campos de concentración nazis. Los detenidos en Guantánamo no cuentan con el estatus de prisioneros de guerra, no cuentan en lo absoluto con un estatus legal. Están sujetos no solo al poder bruto, no poseen existencia legal. En los campos nazis, los judíos tuvieron que ser primeramente "desnacionalizados" y despojados de todos sus derechos ciudadanos, incluso después de Nuremberg, tras lo cual fueron también borrados como sujetos legales.
Raulff: ¿Pertenece Guantánamo a la transición que usted previamente ha establecido de un gobierno de leyes a un gobierno por medio de la administración de la ausencia de orden?
Agamben: Este es el problema detrás de toda política de seguridad, se gobierna mediante gerencia y administración. En 1968, en el Collége de France, Michel Foucault mostró cómo en el siglo XVIII la seguridad se convierte en un paradigma de gobierno. Para Quesnay, Targot y los demás políticos fisiócratas, la seguridad no significabala prevención de hambrunas y catástrofes, sino significaba permitir que ocurrieran y entonces ser capaces de orientarlas en una dirección provechosa. Con ello Foucault pudo oponer la seguridad, la disciplina y y la ley como un modelo de gobierno. Ahora pienso que ambos elementos -la ley y la ausencia de la ley- y las correspondientes formas de gobierno-gobierno por medio de la ley y gobierno gerencial- son partes de una estructura doble o de un sistema. He intentado mostrar cómo es que dicho sistema opera. Hay un dicho francés que Carl Schmitt cita a menudo y que significa: El rey reina pero no gobierna. Benjamin acercó el par conceptual de schlaten y walten (mando y administador) a esta categorización. Con el fin de estudiar su disociación histórica uno debe primero comprender su interrelación estructural.
Raulff: De nueva cuenta, ¿Ha pasado el tiempo de la ley? ¿Vivimos ahora en una era por decreto (Sachaltung), de regulación cibernética y de administración pura de lo humano?
Agamben: A primera vista pareciera que el gobierno gerencial está en ascenso, mientras que el gobierno por medio de la ley parece estar en decadencia. Estamos experimentando el triunfo de lo gerencial, de la administración de la ausencia de orden.